Curiosa y vistosa “tintureira”

Un racimo colgante muestra las bayas de la planta.
photo_camera Un racimo colgante muestra las bayas de la planta.

La Phytolacca americana, conocida en castellano como filotaca, hierba carmín o uvas de América y en gallego como herba tintureira o simplemente tintureira, es una planta herbácea, con porte frecuente mente arbustivo, originaria de Norteamérica, y extendida por gran parte del globo terráqueo. Pertenece a la familia de las Fitolacáceas. Es muy común en Galicia, especialmente en las zonas costeras de las Rías baixas, así como en las riberas de ríos, como el Ulla, el Sil y el Miño. Puede alcanzar hasta los tres menos de altura. Su nombre, Phy tolacca, deriva del griego y significaría “planta de tinte rojo”. Su epíteto americana alude a su procedencia.

Si bien se trata de una especie herbácea perenne que muere con las heladas del invierno, mantiene la raíz viva y rebrota con la llegada del buen tiempo. En algunos países los agricultores la consideran una planta invasora.

Crece, generalmente, en terrenos nitrófilos, húmedos y bien drenados, así como en zonas de cultivo abandonadas, áreas infértiles, pastizales, bordes de caminos, cunetas y márgenes de riachuelos. Sus raíces son robustas. Sus tallos, algo leñosos en la base, son más bien cuadrangulares, huecos, erectos y ramificados, de coloración inicialmente verde y después rojiza o violácea. Sus hojas son verdes, ente ras, alternas, oval-lanceoladas, puntiagudas, con el borde ligeramente ondulado y marcados nervios en su parte inferior. Sus pequeñas y abundantes flores blanco verdosas, se presentan en racimos erectos, al final de las ramas y opuestos a las hojas superiores. Desprenden mal olor. Florecen entre julio y octubre. Los frutos son bayas carnosas con forma de esfera aplanada, con profundos surcos longitudinales; primero son verdes y, en otoño, se vuelven de color azul oscuro o negruzco brillante. Son alimento de numerosas aves que, con sus de fecaciones ayudan a la dispersión de las numerosas semillas negras que contienen en su interior.

Las hojas y los tallos son altamente tóxicos tanto para para el ganado como para los seres humanos. Asimismo, la ingestión de los frutos tienen efectos eméticos y provocan vómitos intensos, espasmos e incluso convulsiones. No obstante, algunas partes de la planta así como los frutos, pueden ser utilizadas médicamente.

De hecho, ha sido usada con fines medicinales desde la antigüedad. Así, en la medicina popular china se usa como purgante, depurativo, vomitivo, estimulante del corazón y la sífilis. En América fue usado como antireumática, analgésica y antiinflamatoria. Se recomienda también para el tratamiento de infecciones de las vías respiratorias y afecciones catarrales. Su uso externo, en forma de pomada, es eficaz contra la psoriasis y en casos de dermatitis y erupciones cutáneas. También para eliminar de la piel los parásitos. Puede producir un cierto efecto narcótico. Algunos estudiosos la indican como eficaz para el tratamiento de algunos tipos de cáncer y de VIH, aunque su eficacia en seres humanos aún no ha sido demostrada.

Fue muy utilizada, también, para la producción de tintes o colorantes para tejidos. Y antiguamente, las bayas se usaban para colorear el vino y otras bebidas. De hecho la aparición de las bayas coincide con la época de la vendimia. Si se aplastan éstas entre los dedos los deja teñidos de morado.

Por su vistosidad, es utilizada también como planta ornamental. Pero si se planta en jardines, dada su toxicidad, debe mantenerse alejada de los niños y de los animales domésticos.

Parece ser que la Phylotacca americana tienen un benéfico efecto ambiental, por su acción bioacaumuladora de metales pesados como el cadmio y el magnesio.

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