El cardo mariano

Un precioso ejemplar de cardo borriquero.
photo_camera Un precioso ejemplar de cardo borriquero.

El cardo mariano, conocido también en castellano con los nombres, entre otros muchos, de cardo borriquero, cardo de Santa María, cardoncha, escardancha cardo pelotero, cardo santo, cardo zapero o pincho burrero, viene denominado científicamente como Silybum  marianum o su sinónimo Carduus marianus. En gallego se le llama  arzola, cardo borriqueiro, cardo de Nosa Señora, cardo de María o  cardo leiteiro. Es una planta herbácea anual o bienal de gran porte,  perteneciente a la familia de las Asteráceas o Compuestas, nativa de  la cuenca mediterránea, norte de África y Asia templada, y  naturalizada en el resto del mundo. Se puede encontrar en todo el  territorio gallego. 

Sus raíces son fuertes, gruesas, largas y fibrosas. Sus tallos,  desprovistos de pelos, son más o menos circulares, robustos, erectos,  verdes, simples o ramificados en la parte superior. Presenta hojas  basales, reunidas en roseta, pecioladas y muy divididas en lóbulos  con márgenes ondulados y espinosos. Sus láminas lanceoladas, son  verde oscuras y están jaspeadas de manchas blanquecinas en la parte  superior, especialmente a lo largo de las nerviaciones. Las demás  hojas presentes a lo largo del tallo son similares pero sésiles y de  menor tamaño, menos divididas y con espinas duras y puntiagudas.  Las flores, de color rosa purpúreo, se agrupan en capítulos, solitarios  y terminales, largamente pedunculados. Estos capítulos, semejantes a  las alcachofas, están provistos de una serie de brácteas ovado  lanceoladas, coriáceas, robustas y terminadas en unas espinas  amarillas recurvadas hacia abajo. Florece desde abril a agosto. El  fruto es un aquenio ovoide o elipsoidal, plumoso, brillante y marrón  oscuro, con vilano blanco y caedizo. Crece en los márgenes de los  caminos, de terrenos cultivados o baldíos, en escombreras, etc.,  generalmente en suelos ricos en nitrógeno. Viene citado en la Sagrada  Escritura en el libro de los Jueces 8, 7.  

Etimológicamente, el nombre genérico Silybum procede del griego síllybon, que significa “copa”, nombre con el cual Dioscórides en su  “De materia medica” denominaba algunos tipos de cardos  comestibles. El término fue también empleado por Plinio el Viejo, en  su “Naturalis historia”. El nombre genérico de su sinónimo, cardus procede del del latín arduus y éste, a su vez, parece derivar del celta ard que significa “espina”, en referencia a las espinas de las hojas y  de las brácteas que acompañan la flor. El epíteto marianum hace  referencia a la Virgen María, ya que según una leyenda medieval la Madre de Dios habría ocultado a su hijo Jesús a los soldados de  Herodes escondiéndolo con las hojas de este cardo. En el momento  de la huída a Egipto, de su pecho habrían caído unas gotas de leche que perduraron para siempre en esta planta como recuerdo de aquel  día señalado. El cardo quedó desde entonces lleno de virtudes. En el  medievo se recomendaba la especie a las recién paridas y a las amas  de cría, a fin de aumentar la secreción de leche. 

Asimismo, en los manuales de la farmacopea medieval, como el  Kreutterbuch, del médico y naturalista Pietro Andrea Gregorio  Mattioli, se recomendaba el cardo para aliviar los males del costado y  la ictericia. El alquimista, médico y astrólogo Teofrasto Bombast von  Hohenheim conocido como Paracelso aconsejaba su uso contra los  picores internos. Y el botánico alemán Adam Lonicerus decía que era  bueno para tratar enfermedades hepáticas, como la inflamación del  hígado. 

El cardo mariano se cultiva en muchos países para la obtención de  sustancias utilizadas en farmacia. Sobre todo se usan las semillas, de  las cuales se obtienen substancias como la silimarina que se usa para  combatir las afecciones crónicas del hígado y la vesícula biliar, y la  silibinina usada en casos de intoxicación por ingestión de setas  hepatotóxicas como la amanita muscaria o la amanita phalloides.  Tradicionalmente se ha usado para normalizar la glucemia y rebajar  los niveles de colesterol. Tiene además propiedades antiinflamatorias.  Es un buen tónico digestivo. Parece que podría tener aplicaciones en  la prevención del cáncer, reduciendo la metástasis en los casos de  tumores resistentes a la quimio y a la radioterapia, y también para  prevenir los daños hepáticos originados por algunos tratamientos de  tumores malignos. Se usa, asimismo, para mejorar la calidad de vida  de los pacientes con cirrosis etílica. Las infusiones de sus frutos  machacados mejoran el tono general de la circulación sanguínea,  especialmente la de la región abdominal y genital.

Fue una planta muy utilizada como alimento en tiempos de  hambruna. Las hojas frescas y tiernas, una vez desprovistas de sus  espinas, sirven hacer sopas y caldos o comer como verdura o  ensalada. Los frutos tostados son un sucedáneo del café. Los  capítulos jóvenes pueden consumirse como las alcachofas y los  tallos, una vez puestos a remojo para quintarles el amargor, pueden  tomarse como espárragos. 

Las fibras obtenidas de los tallos se han usado en la industria textil  para la confección de tejidos. Y el extracto de sus semillas, hojas y  frutos en cosmética para acondicionar la piel. 

Las flores en maceración son empleadas para cuajar la leche para la  fabricación de quesos. La planta es también utilizada para la  elaboración de licores. 

No obstante, el cardo mariano resulta peligroso para los rumiantes,  por su alto contenido en nitrato de potasio.

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