La fiebre del fracking 'estalla' en el medio rural norteamericano

Los años de la fiebre del oro o de los primeros pozos petrolíferos han vuelto a EEUU, aunque esta vez se trata del 'fracking', una técnica de extracción de gas que algunos critican por contaminar sus tierras, mientras que otros la promueven por su interés económico.
Gracias a la fractura hidráulica o 'fracking', que inyecta grandes volúmenes de agua a profundidades superiores a los tres kilómetros para liberar gas, en pocos años lo que era una fuente inexistente se ha convertido en el origen de casi un tercio del gas natural que produce EEUU y en un pozo de dinero que no para de crecer.

Según datos del Departamento de Energía, la producción de gas procedente de yacimientos de esquisto bituminoso es en la actualidad la única en crecimiento en Estados Unidos y seguirá aumentado hasta que para 2040 supere todas las otras técnicas de extracción juntas.

Esta nueva forma de extraer petróleo y gas natural, que no tardará demasiado en desembarcar en Europa, ha multiplicado los ingresos de petroleras y vecinos dispuestos a ceder sus tierras a la explotación, mientras que el Gobierno de Barack Obama la presenta como la solución a la dependencia de la energía extranjera.


GRUPOS DE AFECTADOS

La oposición a esta técnica no ha tardado sin embargo en aparecer y los afectados por los fallos en la extracción de gas, que se intentan evitar protegiendo los acuíferos con paredes reforzadas con acero y cemento, aseguran que sólo pueden conseguir compensaciones por la contaminación de sus tierras tras firmar un acuerdo de confidencialidad que compra su silencio y reprime cualquier investigación posterior.

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