El sistema volvió a ser encendido, tras más de dos meses de parada, para hallar el 'Bosón de Higgs'

El Gran Acelerador busca de nuevo 'la partícula de Dios'

El Gran Acelerador de Hadrones (LCH) está situado entre las fronteras de Suiza y Francia (Foto: CERN)
El sistema de aceleradores del Centro Europeo de Física de Partículas (CERN) volvió a ser encendido tras más de dos meses de parada técnica, con lo que más de 5.000 científicos inician una etapa decisiva en la búsqueda del 'Bosón de Higgs', también conocida como 'la partícula de Dios', que explicaría el origen de la materia. 'Los aceleradores están arrancando ahora, pero los primeros haces de protones no serán inyectados en el LHC (Gran Acelerador de Hadrones) hasta mediados de marzo y las colisiones seguirán hacia finales de ese mes', confirmó ayer el portavoz del CERN, James Gillies.
Así, los haces de protones serán introducidos en un primer acelerador más pequeño y antiguo, donde las partículas irán adquiriendo energía y acelerándose para pasar a un segundo acelerador más grande antes de llegar con toda su potencia (a más del 99,9 por ciento de la velocidad de la luz) al LHC, explicó por su parte uno de los responsables del centro de control del gran acelerador, Mirko Pojer.

Una vez que los protones lleguen al LHC, la mitad de ellos emprenderá su trayectoria en una dirección y el resto en el sentido opuesto para empezar a colisionar a finales de marzo. Para ese entonces tendrán que haber llegado al punto ideal de enfriamiento los imanes supraconductores del LHC, cuya temperatura deberá descender hasta los 271 grados centígrados bajo cero -la temperatura más baja conocida en el Universo- para que el experimento se reanude correctamente.


PAQUETES DE PARTÍCULAS

En total se inyectarán unos 2.800 'paquetes' de partículas en el LHC, con un contenido de 115.000 millones de protones cada uno, que circularán a una energía de 4 TeV (teraelectronvoltios), un 0,5 TeV más de lo que estaba previsto. 'La energía de la colisión de los protones equivale al choque de un gran avión a velocidad de aterrizaje, es decir a unos 150 kilómetros por hora', ilustró Pojer.

Sin embargo, dada la infinitesimal talla de los protones, la probabilidad de choque es reducida, lo que explica la necesidad de inyectar en el acelerador tales cantidades de partículas. Los miles de físicos que trabajan en el CERN esperan que de las colisiones entre protones a una energía tan elevada surjan nuevas partículas cuya existencia se enunció en tratados teóricos, pero que nunca fueron vistas. Es el caso de la partícula o Bosón de Higgs, sobre la que reposan las bases del modelo estándar de la física y que es, por el momento, la única explicación disponible sobre una cuestión tan fundamental como el origen de la materia.

Los responsables del CERN aseguraron que este año se tendrán resultados concluyentes sobre la existencia o no de 'Higgs', de la que los científicos de este organismo creen haber visto 'señales' durante las mediciones y análisis de datos realizados durante 2011. El LHC, un anillo de 27 kilómetros de circunferencia localizado a entre 50 y 150 metros bajo tierra, cuenta con cuatro detectores. De ellos, dos -ATLAS Y CMS- están dedicados a buscar de manera paralela nuevas partículas, incluida la de Higgs.

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