En Galicia hay sólo tres luthiers que realizan guitarras eléctricas artesanales. Uno de ellos es Pablo Seoane, dedicado desde hace 20 años a confeccionar piezas únicas con un sonido singular. El secreto, explica, está en la elección de buenos materiales -como arce con caoba- y un trabajo hecho artesanalmente que puede prolongarse durante más de un año. Por eso, una de sus guitarras puede superar los 3.000 euros. Seoane personaliza todas sus piezas porque la guitarra tiene que ser única, como su dueño.
El luthier Pablo Seoane, uno de los tres que se dedican en Galicia a la guitarra eléctrica artesanal, acumula 20 años de dedicación a la fabricación de piezas únicas con el objetivo de lograr un sonido singular al que no todos los guitarristas pueden acceder. El artista, que muchos consideran el único de España capaz de hacer una copia exacta de tu guitarra y cambiártela sin que te des cuenta, trabaja en su taller de la calle Sánchez Freire, cerca de Conxo (Santiago de Compostela), y alterna su labor como luthier con otro empleo en el que construye escenografías para teatro.
No utilizo internet para promocionarme, esto funciona a través del boca a boca y de la confianza que mis clientes y amigos tienen en mi trabajo, destacó Seoane mientras se dedicaba a la restauración del mástil de una Fender Stratocaster. Seoane explicó que se dedica a la artesanía de la guitarra desde 1982, pero que su historia empezó a los 12 años en una carpintería a la que acudía después del colegio y en la que pudo aprender las técnicas de tallado de la madera.
El luthier compartía esta pasión con la música con tocar el bajo en un grupo, donde comenzó a experimentar modificando sus propios instrumentos y los de sus compañeros. Sus conocimientos de carpintería y su oído de músico le ayudaron a construir su primer bajo, una réplica de un Fender, y a partir de ahí se consagró poco a poco como el primer luthier de guitarra eléctrica en Galicia, que llegó a crear piezas de artesanía para artistas como Alberto Cereijo o Tonhito de Poi.
La obra que lo catapultó a la fama fue una guitarra con forma de vieira, cuyo mástil imitaba el bastón de los peregrinos, y que el propio ex presidente de la Xunta, Manuel Fraga, elogió cuando la vio en medio de una actuación musical en televisión.
Uno de sus secretos es que siempre procura conversar con sus clientes, el futuro dueño de las guitarras y conocerlos bien para personalizar la obra y un sonido singular. Se trata de diseñar un croquis sobre el que empezar a trabajar, estudiar los componentes que se ajustarían mejor a la manera en que esa persona toca y, sobre todo, que se conciencie de que tiene que ser su guitarra y que será única y personal tanto en sonido como en estética.
Elección del material
Los materiales que utiliza son de primera calidad, por lo que no mucha gente puede permitirse encargar una guitarra y el proceso de construcción es un largo viaje que empieza en el pedido de la madera si hace falta a Canadá, la electrónica adecuada y que finaliza con la firma del luthier en el clavijero, algo que puede tardar hasta un año dada la enorme complejidad que requiere un trabajo perfecto.
La madera, explicó Seoane, influye muchísimo en el sonido y en el sustain de la guitarra y destaca que su favorita es la combinación de la brillantez del arce con el grave de la caoba.
No utilizo internet para promocionarme, esto funciona a través del boca a boca y de la confianza que mis clientes y amigos tienen en mi trabajo, destacó Seoane mientras se dedicaba a la restauración del mástil de una Fender Stratocaster. Seoane explicó que se dedica a la artesanía de la guitarra desde 1982, pero que su historia empezó a los 12 años en una carpintería a la que acudía después del colegio y en la que pudo aprender las técnicas de tallado de la madera.
El luthier compartía esta pasión con la música con tocar el bajo en un grupo, donde comenzó a experimentar modificando sus propios instrumentos y los de sus compañeros. Sus conocimientos de carpintería y su oído de músico le ayudaron a construir su primer bajo, una réplica de un Fender, y a partir de ahí se consagró poco a poco como el primer luthier de guitarra eléctrica en Galicia, que llegó a crear piezas de artesanía para artistas como Alberto Cereijo o Tonhito de Poi.
La obra que lo catapultó a la fama fue una guitarra con forma de vieira, cuyo mástil imitaba el bastón de los peregrinos, y que el propio ex presidente de la Xunta, Manuel Fraga, elogió cuando la vio en medio de una actuación musical en televisión.
Uno de sus secretos es que siempre procura conversar con sus clientes, el futuro dueño de las guitarras y conocerlos bien para personalizar la obra y un sonido singular. Se trata de diseñar un croquis sobre el que empezar a trabajar, estudiar los componentes que se ajustarían mejor a la manera en que esa persona toca y, sobre todo, que se conciencie de que tiene que ser su guitarra y que será única y personal tanto en sonido como en estética.
Elección del material
Los materiales que utiliza son de primera calidad, por lo que no mucha gente puede permitirse encargar una guitarra y el proceso de construcción es un largo viaje que empieza en el pedido de la madera si hace falta a Canadá, la electrónica adecuada y que finaliza con la firma del luthier en el clavijero, algo que puede tardar hasta un año dada la enorme complejidad que requiere un trabajo perfecto.
La madera, explicó Seoane, influye muchísimo en el sonido y en el sustain de la guitarra y destaca que su favorita es la combinación de la brillantez del arce con el grave de la caoba.