Los jubilados y parados se incorporan al voluntariado en entidades sociales

Los jubilados, sobre todo los que lo hacen de forma anticipada, y los parados se están incorporando a los programas de voluntariado de entidades sociales, en los que participan de forma altruista en España más de un millón ochocientas mil personas en 15.000 asociaciones.
No obstante, las mujeres de entre 30 y 40 años siguen siendo las personas más volcadas en estos proyectos sociales, en los que con la crisis se han incrementado el número de personas en situación de vulnerabilidad, aunque también el de voluntarios que se ofrecen a ayudar en esta asistencia.

Son algunas de las conclusiones expuestas en las jornadas celebradas para presentar ‘El Manual de Gestión del Voluntariado’, de la Obra Social La Caixa, una herramienta destinada a los responsables de voluntariado de las organizaciones para contribuir a lograr mayor eficacia en la organización y gestión de estas personas que se ofrecen a ayudar a los demás.

Según el responsable del programa voluntariado de la Fundación La Caixa, Carlos Vidal Quadras, ‘el movimiento del voluntariado crece poco a poco y con la crisis ha crecido un poco más, porque hay más personas que quieren compartir su tiempo libre con entidades sociales que trabajan en beneficio de personas que sufren’.

‘Son personas que se han quedado sin empleo y que tras unos meses de ubicación en su nueva situación y viendo que la labor de búsqueda de trabajo no ocupa todas las horas del día, deciden recuperar sus motivaciones de voluntariado, aunque en muchos casos cuando encuentran trabajo no podrán seguir siendo voluntarios’, explica.

Sin embargo, ‘al conocer el mundo de la exclusión de las personas que pasan hambre, de los que tienen dificultades psíquicas o físicas, es probable que cuando vuelvan a tener mayor disponibilidad de tiempo retomen la labor social’.

Junto a ellos, se ha consolidado el nuevo perfil compuesto por personas mayores, muchas de ellas de elevada cualificación que aportan el bagaje de conocimientos y experiencias acumuladas como consecuencia de sus largas trayectorias profesionales.

La guía señala que el trabajo de estas personas voluntarias puede ser tan profesional como el de las personas remuneradas y que se presentan como una gran oportunidad para este ámbito ya que pueden seguir activos durante unos 20 años más.

Otro de los cambios en el perfil del voluntario es el tiempo de permanencia dentro de la organización, ‘porque antes teníamos voluntarios muy misionales, esta actividad penetraba en las esferas de su vida, y ahora se colabora con las entidades sociales pero también tiene otros intereses familiares y aficiones’ de las que disfruta en su tiempo libre, asegura el responsable de la Obra Social de La Caixa.

En este sentido, el responsable de la Fundación Amigos de los Mayores, Oriol Alsina, ha señalado que la media de permanencia hace unos años era de 15 años y ahora es de tres.

Alsina ha planteado la necesidad de hacer una selección rigurosa de los voluntarios porque ha recordado que estas personas ‘deben tener estabilidad emocional’ y no se puede utilizar esta actividad altruista como respuesta para los que quieren hacer una terapia, en ocasiones por el fallecimiento de un familiar o por problemas de empleo.

Las motivaciones de los voluntarios es la de dar sentido a sus propias vidas, aprender de las personas mayores y ofrecer su ayuda por deber moral, ‘de los más privilegiados hacia los más débiles’, ha concluido.

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