La Ruta montana conocida en castellano como ruda agreste, ruda montesina, ruda pestosa o ruda silvestre, y en gallego como ruda brava o simplemente ruda, es una planta herbácea perteneciente a la familia de las Rutáceas, que crece en medio de matorrales, roquedales y pedregales expuestos al sol, bordes de caminos o taludes. Se presenta espontáneamente en Galicia, excepto en las zonas costeras.
Etimológicamente el nombre genérico ruta proviene de su nombre antiguo “ruda”y su epíteto montana deriva del latín y hace referencia a “la montaña”.
Es una especie algo leñosa en la parte inferior, de color verde azulado, más o menos grisáceo, lo que le confiere una cierta vistosidad. Presenta una especie de roseta basal de hojas muy divididas en segmentos alargados y finos, de la cual surge un tallo largo que se ramifica en la parte superior donde desarrolla las flores agrupadas en densas inflorescencias. Sus pétalos van del color amarillo al verdoso y son un poco ondulados en su punta. Florece en primavera y verano. El fruto es una cápsula redondeada que contiene semillas negras.
Fue una de las plantas más usada en la medicina popular. Ya en la relación de hierbas de las desaparecidas boticas de los monasterios gallegos de San Salvador de Celanova, de San Martín Pinero, de San Esteban de Ribas de Sil, de San Julián de Samos y de Santa María de Oya, así como en la relación del Padre Sarmiento en su Viaje del 1745, se cita la ruda como hierba empleada para la elaboración de medicamentos, bien sola o mezclada con otras especies. Así las hojas del bombarón, planta parecida a la madre selva (posiblemente La Solanum dulcamara, también conocida como mexacán o escornacabras), machacadas con ruda y artemisa, y añadiéndoles huevo, se hacían unos bollos que se comían para la cura de algunas enfermedades, en especial de los riñones, debido a su poder estimulante. Asimismo, en el listado de medicamentos existentes en la botica de Celanova figuraba la utilización de esta planta para laborar aceites curativos por “dección, infusión y expresión”. La ruda, era también componente del famoso “Vinagre de los cuatro ladrones”, una preparación muy amarga usada en el medievo contra la peste y otras infecciones, y llamada así porque permitió librarse del contagio a cuatro granujas obligados a recoger los cadáveres apestados. Era, asimismo, recomendada para todo tipo de exorcismos, ahuyentar espíritus malignos y protegerse de hechizos.
Las hojas y las flores contienen aceites esenciales que son vermífugos; glucósidos como la rutina que es tonificante y protector del sistema nervioso; alcaloides y taninos. Los alcaloides y el aceite esencial ingeridos por vía oral por la mujeres pueden ser venenosos y abortivos. Debido a esta cualidad se desaconseja su uso en casos de embarazo y lactancia. También es indicada para problemas circulación sanguínea, tales como varices y hemorroides. Es útil para el tratamiento de la gota. En uso externo, se emplea para tratar el vitiligo, trastorno crónico que se caracteriza por la pérdida de color natural en algunas áreas de la piel, y para calmar el dolor de oídos. También para cataplasmas contra las heridas y úlceras. Es rica en Vitamina C.
La ruda es muy aromática, aunque su olor, que queda impregnado en las manos tras tocarlas, no agrada a todos. Hay que tener precaución antes de tocarla pues puede generar problemas cutáneos por su efecto fotoirritante. Debe usarse siempre bajo control médico y no es recomendable para personas que padezcan enfermedades renales graves.
Además de estos usos medicinales, se usa en gastronomía, en pequeñas cantidades, como condimento de carnes, pescados y ensaladas, ya que posee un sabor entre picante y agrio. También, para elaborar aceites aromáticos. Para ello deben recogerse preferentemente las hojas frescas y los ápices floridos. Asimismo se usa en licorería. Macerada en aguardiente da como resultado un orujo de sabor particular. También se usa en la mezcla de plantas del excelente aguardiente de hierbas. Siempre, en todos estos casos, es necesario tener presente la ya aludida toxicidad, motivo por el cual debe ser usada con precaución y en pequeñas proporciones.
En Galicia está asimismo naturalizada la Ruta chalepensis, de olor intenso pero más agradable que el de las demás especies de ruda. Es un buen repelente de insectos y se usa, igualmente, para aromatizar comidas y licores. Se la supone como protectora del mal de ojo y otros maleficios, motivo por el cual se suele emplear como componente de las hierbas de San Juan.
Actualmente se ha generalizado el cultivo de la Ruta graveolens, conocida en gallego como ruda de xardín o arruda, originaria de la Europa mediterránea, y que a menudo se confunde con la Ruta chalepensis. Se cultiva como planta ornamental en huertos y jardines, debido a sus hojas verde azuladas, especialmente la variedad decorativa conocida como Jackman’s blue. Sus flores, que aparecen en verano, son de color amarillo o amarillo verdoso pálido. Se cultiva, asimismo, por sus propiedades medicinales, ya que fortalece los capilares sanguíneos y favorece la menstruación, pero no se ha naturalizado.
La ruda viene citada en las Sagradas Escrituras, concretamente en el evangelista Lucas: “¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el impuesto de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, y decidáis la justicia y el amor de Dios! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello” (Lc 11,42)