Feira do sete

Manuel Aréan González

El abejorro común (Bombus terrestris) es una especie de himenóptero apócrito de la familia Apidae; es uno de los abejorros más comunes de Europa. Tiene el cuerpo negro con bandas amarillas. Es un abejorro grande y cuando la reina encuentra néctar para reabastecer sus energías empieza a buscar un lugar para anidar, que suele ser un nido abandonado de roedor bajo la tierra. Construye ánforas para almacenar néctar y polen. Los abejorros practican un sistema de polinización vibratoria o polinización por zumbido que es la única forma de polinizar las flores de plantas tales como el tomate. En Europa los abejorros de esta y otras especies son usados para efectuar la polinización de los tomates de invernadero, también son exportados a los Estados Unidos con este propósito, en Galicia los abejorros suelen frecuentar los prados y verdes paisajes y pueden encontrar el camino a casa a distancias de 13 km. (Wikipedia).lito Enero.png_web

Manolo Areán González como el Abejorro Bombus también fue en sus tiempos mozos un “picaflores” de las praderas, lo que ocurre, como siempre pasa, es que en una de sus incursiones en Lobios de Sober, topó con Edita Pérez, una sutil e inteligente abeja reina, que además de cautivarle, trasformó de tal manera su vida que Areán decidió que sus paisajes siempre estarían en el entorno de aquel hermoso paraje de la Ribeira Sacra.

Visitador médico primero en Novag y más tarde en Ordesa, Manolo Areán hizo una notable y meritoria carrera profesional. A su jubilación con la ayuda de dos amigos fotógrafos, decidió que su hobby sería la fotografía paisajística. Culo de mal asiento y energía desbordante, comenzó a desplazarse a aquellos lugares que su perfecto conocimiento y amplia cultura le recordaban que en los mismos había el suficiente componente de belleza natural que merecía ser secuenciada por su cámara y, sobre todo, por una formidable sensibilidad que se refleja en sus imágenes. Con una constancia en el empeño, Manolo Areán deposita con frecuencia diaria en Facebook e Instagram sus preciosas fotografías, que a los que las disfrutamos nos trasladan a esa parte de la naturaleza que siempre impresiona por su colorido y cercana ternura.

Manolo Areán es persona de carácter muy alegre, simpático, guasón y “retranqueiro”, con frecuencia finaliza las frases de sus interlocutores con una “ingeniosa sentencia o repregunta” que hace que conversar con el sea siempre un acto de comunicación inteligente.

Lector empedernido, el olor característico de su salón donde los libros empapelan casi todas las paredes, recuerda el de aquellas librerías de nuestra plaza mayor.

Casado con Edita Pérez y con tres hijos, Nuria, Óscar y Bruno, son amigos de viajar y pasar los fines de semana en Lobios, donde aún se respira el maravilloso aroma de los viñedos de Amandi y los centenarios carballos que rodean ese precioso lugar.

Manolo Areán me recuerda a “La sal de la tierra”, documental donde, desde hace cuarenta años, el fotógrafo Sebastião Salgado recorre los continentes tratando de captar los cambios de la humanidad y que ha sido testigo de grandes acontecimientos que han marcado la historia reciente: conflictos internacionales, hambruna, éxodos, etc. Sin embargo, ahora decide visitar territorios vírgenes con grandiosos paisajes, fauna y flores exóticas.

A Manolo Areán y a Edita les conozco desde siempre, en un momento de un fuerte estrés laboral nos secuestraron literalmente y allí, en Lobios, en la boda de su cuñada Conchi, disfrutamos durante tres días de la hospitalidad de Manuel y Concepción, padres de Eda, los que dejaron la impronta de una potente y entrañable familia y a los que de forma personal nunca olvidaré.

Al Manolo Areán, siempre alegre y jovial, desearle que siga con esa afición, que además de ser fructífera para él, será enriquecedora para todos los que la disfrutamos.

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