Mariano Rajoy pasa sus últimos días de descanso en el palacio del Parque Nacional de Doñana

Las Marismillas, el destino vacacional de los presidentes

Vista del palacio de Las Marismillas donde descansa estos días el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (Foto: AM)
Mariano Rajoy es el cuarto presidente del Gobierno español que escoge el Palacio de Las Marismillas, finca del Parque Nacional de Doñana que ofrece una 'paradisíaca soledad', según evoca uno de sus últimos propietarios, Carlos Morenés y Mariátegui, marqués del Borghetto. Este año, Rajoy ha optado por repartir una quincena de vacaciones entre Galicia, donde permanecía una semana, y Doñana, donde estará cinco días regresando el lunes a su despacho en Moncloa.
Antes que Rajoy ya eligieron este palacio Felipe González, Rodríguez Zapatero o Aznar, que aunque no veraneó allí sí lo utiizaba para invitar a otros líderes internacionales. Con la excepción efímera de Adolfo Suárez con su chalé de Son Vida (Palma), ninguno de los jefes del Ejecutivo español pudo resistirse a los encantos de uno de los entornos naturales más privilegiados de Europa.

De su atractivo para el visitante ya dio cuenta Fernán Caballero, cuando definió estos parajes como 'desierto y paraíso, vergel y páramo', pero el disfrute de Marismillas por las elites españolas no es reciente pues ya Alfonso XI convirtió en el siglo XIV estas tierras, propiedad de los duques de Medina Sidonia, en uno de sus cazaderos preferidos. Tras seis siglos en manos de estos duques, el afamado Coto de Doña Ana se dividió y la finca Marismilla pasó en 1900 al bodeguero jerezano Guillermo Garvey, quien mantuvo la actividad cinegética a la que invitaba a monarcas y políticos españoles.

Alfonso XIII fue asiduo cazador en la finca, Franco no fue menos y mató en Marismillas cuatro venados y dos jabalíes del 6 al 8 de octubre de 1944, y hasta un joven de 15 años llamado Juan Carlos de Borbón también cobró su primera pieza en Marismillas en octubre de 1953.

En medio de esta finca, Guillermo Garvey comenzó en 1900 la ampliación de la sencilla residencia que albergaba a propietarios e invitados y su heredero, José Garvey y Capdepón, amplió el inmueble. A mediados del siglo pasado, los nuevos dueños, los duques de Tarifa, reforzaron el estilo de casa de campo británica del palacio con su actual estructura de dos amplios ventanales, un mirador corrido y un colorista tejado. El inmueble sumaba en su planta superior 18 dormitorios y cuartos de baño, mientras que en su planta baja destacaba un impresionante comedor, con paredes forradas de nogal y una mesa de cinco metros de largo.

La finca fue heredada a mediados del siglo pasado por los marqueses del Borghetto y luego por sus hijos, la familia Morenés, a quienes el Estado se la expropió tras un proceloso contencioso judicial sustanciado en diciembre de 1998. Los Morenés perdieron, salvo unas escasas 200 hectáreas, el disfrute de la 'paradisiaca soledad' de estas tierras milenarias, donde aún se investiga la presencia de la mítica Tartessos. Su esfuerzo mantuvo a Marismilla -en singular, como ellos prefieren denominarla- frente a cambios de gobierno y fenómenos naturales como crecidas del Guadalquivir, sequías, incendios y todo tipo de epidemias.

Ahora es el Estado el que gestiona desde hace ya década y media Las Marismillas -en plural- y el que vela por preservar su incomparable entorno en Doñana.

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