El expresidente de la FIA califica su gusto de 'rareza de carácter' pero recuerda que es 'algo legal'

Mosley: entre orgías nazis y afición al sadomasoquismo

El expresidente de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) Max Mosley califica de 'rareza de carácter' su afición al sadomasoquismo y subraya que 'hacer algo legal y consentido entre adultos no está mal', en una entrevista publicada en la revista del 'Financial Times'. Mosley, que se retiró de su cargo en la FIA en el 2009, centró la atención de la prensa internacional cuando un año antes el periódico británico 'News of the world' publicó fotos suyas en una supuesta orgía sadomasoquista de temática nazi.
El antiguo directivo, hijo de Oswald Mosley, líder de la Unión Británica de Fascistas que acabó en la cárcel junto con su esposa Diana, denunció la invasión de su intimidad ante un tribunal británico, que concluyó que no había habido temática nazi en el encuentro con prostitutas. Mosley continuó después su batalla ante el tribunal de derechos humanos de Estrasburgo (Francia), donde aún lucha por preservar el derecho a la intimidad de las personas frente a la invasión de la prensa.


'ES UN ASUNTO PRIVADO'

A ello dedica actualmente la mayor parte de su tiempo y de sus recursos. Aunque hablar de sexo le parece 'embarazoso' y considera que es un asunto 'privado', en su caso siente que tiene que hacerlo para defender su reputación y propagar sus argumentos, señala. En sus declaraciones, explica que su tendencia al sadomasoquismo, de la que se privó 'durante muchos años', no es más que 'una rareza de carácter', que no afecta al resto de su personalidad.

'Es como ser homosexual, es una rareza de carácter. La gente tiene que ser adulta y decir simplemente, se trata de sexo y el sexo es muy extraño. Incluso el sexo convencional puede ser muy divertido o asqueroso, o ambas cosas. Así es, al fin y al cabo somos animales', afirma. Mosley admite que, cualquier ser humano civilizado, encuentra desagradable hacer daño a otra persona, pero en el sadomasoquismo se hace 'porque se da mucho placer al otro', y nunca se sobrepasa el límite de aguante de la pareja.

El exdirectivo de la FIA, que vive separado de su mujer tras la conmoción por las revelaciones sobre su vida sexual, reconoce que tuvo una infancia extraña -con sus padres seguidores de Hitler en la cárcel y criado por niñeras- pero cree que no influyó en sus tendencias sadomasoquistas. Explica que, como muchas personas con esa afición, la tiene desde que era un niño de 3 o 4 años, cuando ya le llamaba la atención todo lo que supusiera pegar a otra persona, aunque, según dice, a él mismo nunca le pegaron. 'Tan pronto como tuve algo de conciencia sobre lo que era el sexo, vi el ser pegado como una actividad sexual', señala.

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