En Texas, Estados Unidos, una madre se sorprendió al abrir la puerta a un repartidor que apareció en la puerta de su casa con 31 hamburguesas que al parecer había encargado.
Kelsey Golden, una profesora local, pensó que el repartidor se había equivocado de domicilio, hasta que recordó que su hijo, Barret, de dos años, había estado jugando con su teléfono.
"Entré (en casa) y miré mi teléfono y comprobé que se hizo un pedido en ese momento en el que él (Barret) estaba jugando con mi teléfono. Pensé, ¡oh Dios mío!, realmente hizo esto", explicó Golden a una cadena estadounidense.
El pedido equivocado era aun más curioso, ya que como Kelsey afirma "a nadie en nuestra familia le gustan las hamburguesas con queso". Su solución fue publicar en su perfil de Facebook un anuncio ofreciendo hamburguesas con queso gratis.
El total del pedido supuso 91,70 dólares a la familia (algo más de 85 euros) una cantidad que, según Golden, hubiera sido menor de no haberse añadido "una generosa propina" del 25% por parte del pequeño Barret.
Tras viralizarse el suceso, la cadena de comida rápida donde fue realizado el pedido decidió invitar a la familia a visitar el local y a una comida a base de "nuggets" de pollo.
