Obligados a ser guapos

Rosa López, ganadora de la primera edición de Operación Triunfo. (Foto: Fernando Alvarado)
Hay quien se resiste a distinguir entre guapos y feos -'no hay gente fea, sino bellezas raras', dejó escrito San Agustín-, pero la realidad es la que es: pese a los innumerables avances médicos y cosméticos, la sociedad premia a los guapos y discrimina a los feos.
Les discrimina en el trabajo, en el amor o en las relaciones sociales por el simple hecho de que su físico no se ajusta a un modelo de belleza 'que hoy es uno, mañana será otro y antes fue el opuesto', comenta, en conversación con , Rosa Raich, catedrática de Técnicas de Intervención Psicológica en la Autónoma de Barcelona.

Para esta estudiosa de la imagen corporal, la fealdad, aunque a veces también la belleza, 'es fuente de grandes conflictos', sobre todo en la adolescencia. Y cita la anorexia o la bulimia. 'Hay -continúa- una tendencia cada vez mayor a premiar la belleza física al primer golpe de vista'.

Esa primera impresión, la de una cuarentona entrada en carnes, cejas muy pobladas y peinado poco favorecedor, provocó hilaridad y una sonrisa algo más que maliciosa cuando días atrás aparecía sobre el escenario de un teatro londinense la hoy mundialmente famosa Susan Boyle, concursante en el programa de televisión 'Britain's got talent', una especie de 'Operación Triunfo' para británicos que sueñan con ser estrellas del espectáculo.

Esas miradas incrédulas y los gestos de guasa de público y jurado ante tan sorprendente aparición se transformaron al momento en una ovación entusiasta y unánime cuando de la garganta de Susan Boyle, soltera, virgen e ignorante de lo que es un beso, según había confesado previamente, salieron las primeras notas del tema central del musical 'Los Miserables'.

Tal fue la sorpresa por la potente y bella voz de Boyle que el estrafalario aspecto físico de esta triunfadora -el vídeo de su actuación sigue batiendo récords de visitas en Youtube- quedó olvidado al instante.

Peso y estatura

Al tenor venezolano Aquiles Machado unos kilos de más y su corta estatura le jugaron una mala pasada en 2001 cuando el director de escena Graham Vick le rechazó, por cuestiones estéticas, para cantar 'Rigoletto' en el Teatro Real de Madrid. De nada sirvió su virtuosismo vocal, que poco después, y a modo de venganza, el cantante exhibió a placer en la Arena de Verona y con el mismo título operístico de Verdi.

Esto ocurría en un país, España, cuya Constitución prohíbe, en su artículo 14, toda discriminación 'por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social'.

Condiciones o circunstancias que no hacen referencia expresa al aspecto físico, destaca Luis Cortés, del bufete Sagardoy Abogados. Combatir ese tipo de conductas discriminatorias resulta pues complicado. 'Eticamente son situaciones reprochables, un atentado contra la dignidad de la persona, pero es discutible penalmente', asegura.

'Normalmente -comenta este abogado laboralista a - se disfrazan. Suelen estar enmarcadas en procesos de acoso moral. La discriminación por la apariencia física en el mundo del trabajo se suele dar en los procesos previos de selección. Todavía hay anuncios -destaca- en los que se pide buena presencia, algo discutible'.

Los de Susan Boyle y Aquiles Machado son sólo dos de los muchos ejemplos conocidos de cómo las personas son juzgadas por su aspecto físico. 'Un buen físico puede disfrazar la realidad, pero sólo durante un rato. Presuponemos que la belleza lleva implícita el talento, y no siempre es así', afirma Angel Llácer, actor y presentador de televisión, además de profesor en la primera academia de 'Operación Triunfo', aquella en la que ingresó sobrada de kilos, y de la que salió ganadora, la hoy triunfadora Rosa López.

La belleza caduca antes que la inteligencia

'Un guapo sin mucho talento puede triunfar en el mundo del espectáculo; un feo lo tiene muchísimo más difícil, cuando no imposible', insiste Angel Llácer, también profesor de actores, para quien 'la belleza vende, sí, pero caduca antes que la inteligencia'.

Elena Borges, psicóloga clínica y educativa, considera que el físico es simplemente 'el sustento de las capacidades emocionales e intelectuales' de cualquier persona, 'un escaparate, pero el interior -asegura a - debe estar bien ordenado. Tenemos que cuidar nuestro cuerpo, pero cuando sólo pensamos en ello es síntoma de que algo no funciona en nuestro mundo emocional'.

En opinión de esta profesional de la psicología, el físico es hoy más que nunca una forma de discriminación. 'Prima sobre todo lo demás. La publicidad, los medios de comunicación...venden un mundo de sofisticación y apariencia, vacío, sin valores, de cuerpos perfectos, en mujeres y hombres. Algo realmente engañoso porque la realidad es muy distinta. La imperfección -dice- es lo natural, lo lógico'.

La catedrática Rosa Raich recuerda que, a principios de los 90, diferentes estudios confirmaban la influencia que, a veces, tenía en el veredicto de un jurado el físico de la persona juzgada. 'Llegaron a la conclusión -recalca- de que la primera impresión determinaba en algunos casos el sentido de una sentencia. Por eso los abogados defensores aconsejan a sus clientes presentarse ante un tribunal vestidos de una manera formal'.

Una 'buena planta', según otros estudios citados por la profesora Raich, facilita conseguir trabajo en un proceso de selección de personal. 'De entrada -comenta- las personas guapas parece que lo tienen más fácil. De hecho hay autores que dicen que el primer contacto visual es muy importante'.

Para Rosa Raich la belleza tiene también desventajas en algunos casos. 'Hay personas que cuando ven a una mujer guapa en un puesto de responsabilidad lo atribuyen a su belleza, no a su talento. Una persona muy guapa puede quedarse aislada, porque los demás ven en ella a alguien superior. A veces generan envidia'.

Negocio de la belleza

Raich habla del 'tremendo ímpetu' que registra hoy el 'negocio de la belleza' -moda, medicina plástica y estética, cosmética...- y se lamenta de la pérdida del concepto de 'atractivo', que nada tiene que ver con la belleza.

'Hay artistas que no son muy agraciados y que han sabido sacar partido de su atractivo, de otras características personales. Rossy de Palma, por ejemplo, no es una mujer guapa y parece estar encantada consigo misma, ha sabido sacarse mucho partido'.

Liza Minnelli o Barbra Streisand son dos ejemplos más de mujeres 'con defectos estéticos' y que nadie diría que son feas, apunta Ezequiel Rodríguez, presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética. 'La fealdad -declara a - es muchas veces más una cuestión psicológica que física'.

'No vivimos de nuestra imagen, sino de nuestro cerebro', destaca este cirujano plástico, quien recuerda que 'no es nada nuevo, ocurre desde siempre, que juzguemos a una persona por su aspecto externo. Vivimos en un mundo muy competitivo en el que cuenta todo: nuestras habilidades, conocimientos,...y también la belleza. En cualquier caso, una cuestión subjetiva y más que nada de autoestima'.

Librada Salvador, de la Sociedad Española de Medicina y Cirugía Cosmética, no cree que 'estemos condenados a ser guapos. Se juzga a las persona a priori -dice- pero también es cierto que, una vez que hablas con esa persona, se valoran más sus encantos y habilidades que su físico'.


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