Ohio, 4 de mayo de 1970...

Al igual que existen muchos críticos literarios y expertos en artes escénicas, narrativa y poesía que sostienen, y me parece que en gran parte con razón, que muchas de las mejores obras literarias nacen de la experimentación del más profundo dolor, de la sensación de impotencia, de frustración, incluso de ira, la historia del rock nos ha dejado algunos ejemplos muy significativos de cómo ese mismo sentimiento, esa misma sensación, ha inspirado canciones que han pasado sobradamente la prueba del tiempo, la más decisiva a la que se somete cualquier creación. Esta semana se cumplieron exactamente 50 años, medio siglo de la trágica matanza de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio. Un suceso que convulsionó a toda la sociedad norteamericana y por ende, a la opinión pública internacional, que observaba de manera muy crítica la conducción de la guerra de Vietnam que estaba llevando a cabo la administración Nixon. El 30 de abril de 1970 el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, anunció desde la televisión que se disponía a dar la orden de que las tropas norteamericanas destacadas en Vietnam invadiesen el territorio de Camboya para cortar las líneas de aprovisionamiento que el Vietcong se supone que recibía a través de territorio camboyano con el apoyo de las guerrillas de los Jemeres Rojos. Esta decisión, en el clima político y social que existía en Estados Unidos, donde desde hacía años se había creado todo un amplio movimiento contra la guerra de Vietnam, en el cual además la gran mayoría del mundo del rock participaba activamente, suscitó casi inmediatamente una protesta masiva de la sociedad civil en todos los ámbitos, especialmente en el mundo universitario, del que salían muchos estudiantes a cubrir las bajas de los soldados norteamericanos en la guerra, volviendo la mayoría de ellos en ataúdes cubiertos con la bandera de las barras y estrellas. El lunes 4 de mayo de 1970, alrededor de 2.000 estudiantes de diferentes facultades de la Universidad Estatal de Kent, en Ohio, se reunieron en el campus del recinto universitario para llevar a cabo un acto de protesta contra la decisión de Nixon y manifestar una vez más su oposición a la guerra de Vietnam. Incomprensiblemente, ante una protesta pacífica en el transcurso de la cual no se había producido ningún altercado ni ninguna otra clase de alteración del orden público, las autoridades ordenaron a unidades fuertemente armadas de la Guardia Nacional disolver la concentración de manera inmediata y expeditiva. Nunca se supo quien dio la orden ni en base a que instrucciones, pero la Guardia Nacional cargó contra los estudiantes con extrema violencia, y de hecho, se disparó con fuego real contra los estudiantes que huían asfixiados por el gas lacrimógeno, a consecuencia de lo cual hubo cuatro estudiantes muertos y nueve heridos, uno de los cuales quedó parapléjico a consecuencia de las heridas que se le infringieron por los disparos de la Guardia Nacional. Había sido la primera vez en la historia de los Estados Unidos de América en la que se produjo un tiroteo con víctimas mortales en un campus universitario, un tipo de territorio que como en todos los países occidentales desarrollados, estaba reconocido por la Constitución de los USA como un recinto que no se podía invadir ni ocupar por fuerzas militares salvo previa declaración de estado de guerra o de sitio. La reacción de la práctica totalidad de la sociedad estadounidense fue de una condena sin paliativos a la masacre perpetrada por las fuerzas del orden, y muy especialmente por parte de los músicos que en su mayoría ya llevaban tiempo movilizados contra la guerra. Fueron Crosby, Stills, Nash &amp; Young quienes más rápidamente se hicieron eco del suceso de la Universidad Estatal de Kent. La noticia publicada en la revista Life impactó sobremanera a David Crosby, que se la enseñó a Neil Young. Tras repasar una a una las fotografías de la masacre, Young cogió la guitarra y compuso la que sería, en opinión de la mayoría de críticos e historiadores del rock, una de las mejores canciones contra la guerra y la violencia nunca grabadas. “Soldados de hojalata y la llegada de Nixon / al final estamos contra nosotros mismos / Este verano he oído los tambores / cuatro muertes en Ohio / ¿Vamos a soportarlo? / los soldados nos están derribando / deberíamos haberlo hecho hace tiempo / ¿Qué pasaría si la conocieses y la encontraras muerta en el suelo? / ¿Cómo puedes correr si sabes que ha ocurrido?”. Esta fue la letra de “Ohio”, la mítica canción de CSN&amp;Y y posteriormente convertida en clásico de la carrera en solitario de Neil Young en solitario. Tan sólo dos semanas y media después del incidente la canción ya estaba grabada y se podía escuchar por la radio, si bien las principales emisoras del país no la emitieron por la referencia directa al presidente Richard Nixon. “Mencionar al propio Nixon en una canción como esta es lo más valiente que he visto nunca” diría más tarde David Crosby sobre la letra que escribió Neil Young. La canción fue pasando por las emisoras universitarias y rápidamente los jóvenes identificaron a los componentes del súper-grupo CSN&amp;Y como los portavoces del movimiento pacifista. Para Neil Young, la masacre de la Universidad de Kent había sido la lección más importante enseñada en cualquier centro educativo de Estados Unidos. Un suceso que efectivamente produjo una reflexión muy profunda y cargada de refuerzo de principios éticos y morales para gran parte de la sociedad en la cultura del pacifismo y del respeto a los derechos humanos. Como se preguntaba David Crosby al final de la canción con gritos amargos y llenos de desesperación: “¿Cuántos más? ¿cuántos más?”. En el 50 aniversario de la masacre, hace pocos días, David Crosby y Joe Walsh accedieron a participar en un concierto-homenaje a las víctimas de aquel trágico suceso en el Memorial Athletic and Convocation Center de la Universidad Estatal de Kent. “Artistas como Joe Walsh y David Crosby proporcionaron la banda sonora tanto para los que lucharon en la guerra de Vietnam como para los que estaban en contra. Su música fue el hilo conductor que ayudó a crear conciencia nacional, inspirar activismo y nos ayudó a sanar como nación”, afirmó en una declaración institucional el Rector de la Universidad, Todd Deacon. Las ganancias del concierto se destinarán al mantenimiento de cuatro nuevas Becas Legacy del 4 de mayo para el curso de Estudios de Paz y Conflicto del Estado de Kent. Cada beca lleva el nombre de uno de los estudiantes asesinados: Allison Krause, Jeffrey Miller, Sandra Scheuer y William Schroeder. Nada puede compensar ni aliviar el dolor de la pérdida de una vida humana. Pero en este caso, la sensibilidad y la empatía de Neil Young y sus compañeros y el éxito que logró “Ohio”, al menos han servido para ayudar a la formación, la cultura y la educación universitaria. Siempre es una esperanza…