Los ópticos destacan la importancia de proteger los ojos ante lesiones por la nieve

El presidente, Eduardo Eiroa.
Con la temporada de deportes de invierno en marcha, los aficionados a las pistas de esquí deben prestar especial atención a la protección de sus ojos, porque aunque con menos intensidad que en verano el sol brilla igualmente.
El Colegio de Ópticos-Optometristas de Galicia explica que las consecuencias de esta radiación ultravioleta es que acelera la aparición de ciertos tipos de cataratas y de la degeneración macular asociada a la edad, dos de los problemas de salud visual más frecuentes en la madurez.

Cuando se sube a la montaña, los deportistas se protegen del clima, pero los ojos también necesitan su protección porque el reflejo del sol en la nieve es más brillante e intenso; a gran altitud, la atmósfera es más delgada y deja pasar más radiación ultravioleta; el viento hace que los ojos se resequen, lo cual entorpece la visión; en la alta montaña, las partículas en suspensión, así como los pequeños cristales de hielo, se pueden proyectar contra la córnea; y si se esquía, la velocidad y el viento impiden ver con normalidad, obligando a cerrar los ojos constantemente.

La mayoría de las personas que disfrutan en la nieve no es consciente de la cantidad de tiempo que permanece expuesta a este reflejo intenso de la luz del sol. Un exceso de radiación ultravioleta eleva el riesgo de que los ojos sufran una fotoqueratitis, que es una especie de quemadura de los tejidos sensibles del ojo. 'Una hora de exposición puede ser suficiente para que se produzca una quemadura ocular', indica el presidente del Colegio de Ópticos de Galicia, Eduardo Eiroa.

Aunque la fotoqueratitis puede curarse con el tiempo, el mejor modo de salvaguardar la salud visual es el uso de una protección adecuada, utilizando gafas de sol homologadas que bloqueen la radiación ultravioleta.

Pero el sol no es la única amenaza en esta época. Aunque muchas personas piensan que el invierno es la estación más húmeda del año por la mayor presencia de lluvia y nieve, hay jornadas en las que el aire puede llegar a ser muy seco. De nuevo, este problema podría mitigarse con el uso de gafas de sol homologadas que resguarden los ojos del viento y del frío seco. Si el ambiente resulta poco agradable fuera, las calefacciones también son un problema en interiores, ya que tienden a disminuir la humedad del aire. Si bien es cierto que la mayoría de los casos de sequedad o irritación ocular es leve, con frecuencia hace que nos frotemos los ojos, una costumbre desaconsejable por el riesgo de infecciones.

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