Ante la falta de ingresos, los españoles deciden donar 'lo que sea' para sacar una paga extra

Óvulos, semén y pelo contra la crisis

Con la crisis ha aumentado e número de donantes de óvulos, semén y pelo.
A la colombiana Sandra Jiménez le pagaron casi 800 euros por donar un óvulo en una clínica de Madrid. La mayoría de sus amigas madrileñas se están planteando lo mismo. Cuando España entró en recesión, la gente se las ingenia para sobrellevar la crisis. En las últimas semanas ha aumentado la donación de óvulos, esperma y la venta de cabello.
'Mi jefe nos recortó la jornada de trabajo. El dinero que me dieron por el óvulo me sacó de algunas deudas pero no lo haría otra vez; siento como si estuviera regalando un hijo. Tengo amigas que les da igual, tanto colombianas como españolas; ya han vendido varios óvulos. Para ellas es como si fuera otro trabajo', anota Jiménez.

Según la Asociación Nacional de Clínicas de Reproducción Asistida (ANACER), que agrupa a 20 centros españoles, las donaciones de óvulos y semen han aumentado hasta en un 30 por ciento.

'La crisis puede ser un factor que esté influyendo en este fenómeno. Ahora bien, el perfil de la mujer donante siempre ha sido el de una mujer joven, muchas veces estudiante, con dificultades económicas', comenta Pedro de La Fuente, presidente de la asociación.


No todos aptos


Ginefiv, una de las clínicas con más tradición en el tema, señala que durante el último año la donación de óvulos ha aumentado casi el 23 por ciento y la de semen el 18 por ciento. Por su sede en Madrid han pasado cerca de 1.300 mujeres a dejar sus óvulos.

Después de donar el óvulo, por el cual recibió la compensación económica que contempla la ley, Sandra ha tenido que acudir a la clínica varias veces para revisiones médicas. 'Hace unos años este era un tema que se hablaba entre mujeres inmigrantes pero ahora veo muchas chicas españolas en lo mismo. La crisis nos afecta a todos. Cuando voy a la consulta las veo esperando turno', agrega Jiménez.

'A nuestras clínicas vienen muchas mujeres inmigrantes a donar óvulos pero también vienen muchas parejas inmigrantes como beneficiarios de esos óvulos. Es un reflejo de cómo ha cambiado la sociedad española', subraya de La Fuente.

'Las donantes tienen que pasar un análisis médico para comprobar que no hayan tenido enfermedades contagiosas como Hepatitis B y C y para confirmar que tienen una buena reserva de óvulos', agrega el experto.

La venta de óvulos está prohibida. No obstante, según la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, el centro médico da una compensación económica que oscila entre 546 y 936 euros por óvulo. En el caso del semen la cifra cae vertiginosamente hasta casi 47 euros por donación.

Y no todos los donantes son aptos. Sólo el 5 por ciento, según Luis Español, gerente de Ginefiv. 'Sí que hay gente que viene para sacarse un dinero pero sólo admitimos a quienes cumplen con los requisitos; no somos ordeñadores. Han aumentado las donaciones también porque han disminuido los prejuicios sobre este tema', señala.

El madrileño Javier Fernández, desempleado, se ha llevado un disgusto. Un amigo le contó sobre la donación de semen y comenzó a hacer cuentas. 'Pensé que podría sacarme unos eurillos para el café y los cigarrillos pero me han dicho que no soy apto. Y yo que pensaba que estaba en plena forma', comenta a la salida de la clínica. Está desempleado.


Compramos pelo


A la donación de óvulos y semen se ha sumado la venta de cabello. Justino Delgado, la única empresa española que se dedica a la compra y venta de pelo natural al por mayor, ha visto cómo aumenta la cola de vendedores a sus puertas.

'Compramos cabellos que tengan como mínimo 40 centímetros de largo. Los cortos no nos valen. Ya tenemos muchos. Tiene que ser cabello virgen, que no esté teñido y que no haya sido decolorado. Además, la persona tiene que traer el cabello cortado; aquí no lo cortamos', explica una empleada.

Hasta hace unos años el promedio de personas interesadas en vender su cabello era de una al mes; de hecho la mayoría del cabello lo consiguen en el extranjero. No obstante, en las últimas semanas los españoles tocan a las puertas a un promedio de cinco a la semana.

'No me importaría vender un poco de cabello', señala la madrileña Lucía Heras, de cabellera frondosa. 'Aunque me da un poco de repelús, pero, mira, la crisis nos está espabilando a todos y mientras paguen pues hay que tenerlo en cuenta', agrega. Su novio, de entradas pronunciadas, sonríe. 'Está claro que tengo que buscarme la vida de otra manera'.

Dependiendo de la calidad del cabello y de su peso, varía la tarifa. Por un kilo de pelo se puede pagar entre 156 y 390 euros. 'El cabello pasa por un proceso para darle más vitalidad y luego se vende para hacer pelucas, postizos, extensiones', agrega la empleada.

Justino Delgado comenzó hace cincuenta años comprando las largas coletas de las mujeres de los pueblos de España. Había acabado la Guerra Civil y comenzaba una de las crisis más profundas del país.

'Ahora exportamos cabello a todo el mundo', comenta la empleada. Ya no tienen que ir a los rincones de España en busca de cabello. Con la actual crisis lo tienen en la puerta.

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