Ozzy Osbourne: el paciente ha sido dado de alta

Es uno de los casos más peculiares que existen en la historia del rock en general y del heavy metal en particular. Nunca ha tenido ni la potencia vocal, ni el carisma ni la presencia de vocalistas como Robert Plant, Ian Gillan, David Coverdale, Bon Scott, Ronnie James Dio o Paul Rodgers. De hecho, los técnicos siempre han calificado su rango vocal dentro del heavy metal de nivel medio bajo. Y sin embargo, tal vez más por muchas de sus excentricidades y las muchas leyendas urbanas que se le atribuyen, se ha convertido con el paso de los años en una figura icónica como muy pocas en el mundo del heavy metal. En América es un verdadero ídolo de masas que trasciende ampliamente a nivel mediático la escena metalera o musical en general. Ozzy Osbourne, el legendario cantante de Black Sabbath, el príncipe de la oscuridad, acaba de sacar un excelente nuevo álbum de estudio llamado “Patient Number 9” después de haber pasado una época enormemente difícil en lo relativo a su salud, de por sí ya bastante deteriorada por sus excesos del pasado y que en los últimos años se concretó en una grave operación quirúrgica por problemas en el cuello que en palabras de su mujer y manager, Sharon Osbourne, podría haber comprometido su capacidad para seguir en la música de manera irreversible. Tras cancelar una y otra vez diversas giras que tenía organizadas desde 2019, finalmente saca un nuevo álbum y se confirma su presencia en escenarios españoles para el mes de mayo de 2023. Cuando Ozzy Osbourne lanzó su álbum “Ordinary Man” en 2020, parecía el canto del cisne perfecto: emotivo, reflexivo y casi elegíaco en partes, vino a ser no solamente un más que notable disco en cuanto a su calidad musical, sino un examen sorprendentemente vulnerable de la mortalidad de esa icónica figura de la historia del heavy metal. Pero Ozzy tiene un historial tan contradictorio como poco creíble en lo que respecta a la jubilación, y el trabajo en este nuevo álbum aparentemente comenzó tan pronto como “Ordinary Man” salió a la venta, con el productor Andrew Watt una vez más supervisando el proyecto. Reforzado por un elenco estelar de músicos invitados que incluye a Jeff Beck, Duff McKagan de Guns N’Roses, Michael McCraedy de Pearl Jam, el recientemente fallecido batería de Foo Fighters Taylor Hawkins, Robert Trujillo de Metallica, Eric Clapton, Zakk Wylde y Tony Iommi, “Patient Number 9” reintroduce algo de la grandilocuencia que en gran medida faltaba en su predecesor. Indudablemente, trabajar con algunos de los guitarristas más icónicos del planeta tiene la capacidad de inyectar estilo, personalidad y energía incluso en la canción más reflexiva de todo el disco; el tema que abre este trabajo y que le da título vuelve a llamar a la misma calidad emotiva y épica que “Under The Graveyard” o “Today Is The End” de su anterior “Ordinary Man”, pero no pasa mucho tiempo antes de que la magia de la guitarra de Jeff Beck comience a brillar en uno de los solos de guitarra más espectaculares que Beck ha grabado en los últimos años. La frescura y la fuerza de cortes como “Mr. Darkness”, un magnífico medio tiempo baladístico que evoluciona hacia un tema más de hard rock en su desarrollo, “No Escape From Now” y “Degradation Rules”, en los que Tony Iommi acerca estas canciones a la atmósfera más Black Sabbath, la maravillosa “One Of These Days” a la que Eric Clapton proporciona un toque de genialidad absoluto o “God Only Knows”, a mi juicio la mejor balada que Ozzy Osbourne ha grabado en 30 años desde que cortase para su “No More Tears” aquella maravilla titulada “Mama I´m Coming Home”. “Dead And Gone” es verdaderamente deliciosa, trayendo de vuelta algo de la energía salvaje del pasado de Ozzy, pero más elaborada y mejor acabada que intentonas similares en ese mismo sentido como “Tiny Little Green Men” y “It’s A Raid”. De todas las apariciones de estrellas invitadas, probablemente el regreso del que fuera el guitarrista de su banda durante muchos años y que viviera junto a él muchos de los mejores momentos de su carrera en los años 90, Zakk Wylde, es lo que probablemente complacerá más a los fanáticos de Ozzy de toda la vida. Como era de esperar, las canciones compuestas por Wylde se encuentran entre las más directas y con un sonido clásico del álbum. Diré más; dejando al margen cualquier comparación con su propio grupo, Black Label Society, que es una banda cuya fuente de inspiración fundamental, y así lo reconoce el mismo Zakk Wylde es Black Sabbath, la canción de este álbum que trae un eco más envuelto en la oscuridad de la mítica formación de Birmingham es una de sus aportaciones: “Evil Shuffle”. Aún así, lo mejor de este disco, mención hecha de las sensacionales colaboraciones de Eric Clapton y Jeff Beck, lo encontramos cuando Ozzy une fuerzas con Tony Iommi, por primera vez en uno de sus discos en solitario. Los guiños a los viejos tiempos, como ese efecto vocal de “Planet Caravan” en la ya mencionada “No Escape From Now” o la armónica que tan grato recuerdo nos produce de “The Wizard”, uno de los mejores temas del álbum debut de Black Sabbath en “Degradation Rules” son otro de los atractivos más a destacar de este disco. Aunque tal vez no tenga tanta carga emocional como “Ordinary Man”, este nuevo “Patient Number 9” captura mejor la energía enloquecida y desafiante de un loco maravilloso sin el cual no se podría entender un género musical como el heavy metal. A pesar de todo lo que se pueda haber escuchado acerca de que Ozzy está ya en las últimas –he tenido debates muy interesantes con mucha de la gente que me sigue en Facebook que aseguran que Ozzy a día de hoy les da más pena que otra cosa- “Patient Number 9” no suena en ningún momento como el trabajo de un hombre que vive con el tiempo prestado. En cambio, suena como si el Príncipe de las malditas tinieblas se lo pasara genial acompañado de un montón de sus compinches y quizá de manera sorprendente, con un nuevo sentido de ambición artística. En muchas de las entrevistas que Ozzy Osbourne ha concedido recientemente a varios medios, se ha quejado de que cuando deje este mundo, el epitafio que se esculpirá sobre su sepultura dirá simplemente: “John Michael Osbourne, el hombre que arrancó la cabeza a un murciélago en un concierto”. Bien, su obra y su ejecutoria en la música evidentemente merecen mucho más. Este disco, algo que debe reforzar el hecho de que la figura de Ozzy Osbourne deberá pasar a la historia no solamente por el infame episodio del murciélago disecado en su gira americana de 1982.