El patrocinio de los cursos de verano amenaza a su calidad

El Palacio de la Magdalena, en Santander, donde se realizan los cursos de verano de la Universidad Menéndez Pelayo. (Foto: Archivo)
La cada vez mayor dependencia de las universidades de los patrocinadores que sufragan sus cursos de verano, como consecuencia de las estrecheces a causa de la crisis, ha suscitado críticas sobre la calidad de esos programas y la mercantilización de sus contenidos. Pero desde las principales universidades que los organizan desde hace décadas el argumento es contundente: la calidad es la misma y sin patrocinadores no hay cursos.
Los cursos de verano constituyen una alternativa refrescante para reforzar la formación durante los meses estivales, profundizar en temas de actualidad, hacer contactos profesionales y conseguir créditos académicos para completar los estudios o presentarse a unas oposiciones. Entre las instituciones académicas con más prestigio que los ofertan figuran las universidades Menéndez Pelayo (UIMP) en Santander, la Complutense de Madrid (en El Escorial), la Rey Juan Carlos (en Aranjuez), la Politécnica de Madrid (en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso) o la UNED.

Sin embargo, Héctor Fouce, profesor de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, criticó que las restricciones presupuestarias hayan convertido estos cursos en 'espacios de propaganda'.

Cursos objetivos y de calidad

Fouce considera que es una 'vergüenza' que la Complutense celebre cursos en El Escorial con títulos como 'Bases para un nuevo rumbo en España' pero sin citar que su directora y casi todos sus ponentes pertenecen al Partido Popular; o 'Sociedad, comunicación y propiedad intelectual', patrocinado por las grandes sociedades de gestión de los derechos de autor. También lamentó que esta institución piense primero en la financiación antes que en el interés de los seminarios.

Fouce no se opone a que las universidades reciban dinero privado para estas actividades, pero cree que debe ser 'más explícito, transparente y cuidadoso', para que este vínculo no perjudique a la independencia de las instituciones académicas. 'Si un partido político o una entidad como la Sociedad General de Autores de España (SGAE) organizan un curso se debería indicar, porque cuando sus ponentes pertenecen a la misma agrupación no parece que el curso vaya a ser muy objetivo', precisó. Los programas ya incluyen los patrocinadores de cada actividad, pero este profesor apunta que la transparencia debe aplicarse también a los títulos de los cursos, para no crear confusión en el público, 'que poco conoce sobre la gestión y organización de estas actividades'.

También Fouce considera que es preferible reducir el número de cursos antes que renunciar a su calidad, y programar las actividades en función de los recursos disponibles.

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