Feira do sete

Pedro Gómez Huerta

El zorro común o zorro rojo (Vulpes vulpes), también llamado raposo o raboso, es una especie de  mamífero  de la familia cánidos. Es un animal silencioso y muy cauteloso, que caza sobre todo por la noche. Durante el día permanece oculto entre los matorrales o en sus madrigueras, excavadas en parajes secos y escondidos, a menudo entre las rocas, los barrancos herbosos y las espesuras. Su nombre científico, Vulpes vulpes, una tautología de la palabra latina vulpes, que significa “zorro”. Su coloración más corriente en la naturaleza es el pardo rojizo, aunque existen individuos total o parcialmente melánicos, de color casi negro o gris. Estos últimos se llaman zorros plateados y se crían en cautividad para peletería.

Pedro Gómez Huerta al que le gusta la noche como al zorro las gallinas, nació en Barcelona un 20 de Octubre, sus padres Emma y Arturo lo trajeron para Orense cuando tenía tres años, aquí y por razones laborales de sus padres se quedó con sus tres tías Elisa, Efigenia y Trini, por lo que este ejemplar se encontró con cuatro madres que desde siempre le mimaron y criaron como a un auténtico principito.

Buen marido y felizmente casado, cuentan que solo le pidió un deseo a Marisa, permiso una vez por semana para cenar fuera con sus amigos, esta se lo dio y Pedro nunca dejó de hacerlo aunque llovieran chuzos de punta.

Pedro Gómez Huerta es un informático histórico, en su trabajo en la antigua previsión siempre manejó todo tipo de cachivaches, empezando por los más antiguos, donde era difícil obtener los resultados de hoy en día, pero es evidente que fue un romántico de aquellas maquinitas que hoy serían verdaderas joyas de museo.

Pedro Gómez es persona extremadamente ordenada, cuidadoso, organizado y muy amante de sus tres hijos; Pedro, Laura, Cristina y de su nieto Miguel, agricultor en sus horas libres en una finca en Eibedo Monforte, donde cosecha vino de autor y disfruta en la actualidad de su jubilación. Amante de la buena mesa, coleccionista de fascículos de todo tipo, aún recuerdo su histórico Sinca 1.200 azul al que él sacaba a pasear solo y exclusivamente los domingos y festivos, por lo que le duró muy por encima de su actualidad histórica.

Pedro es bonachón, camarada, fiel amigo y sobre todo un melómano de la aguja y de los LPs antiguos a los que saca lustre cono si fueran sus amigos de toda la vida.

Pedro, me recuerda a Jo, ¡qué noche!, una película estadounidense del género comedia negra, dirigida por Martin Scorsese.  Relata la historia de un empleado de una compañía informática que se ve envuelto en una serie de extrañas circunstancias en una noche en el  Soho  de  Nueva York. Al finalizar su jornada laboral, pierde el último metro de la noche. Así comienza una aventura urbana inquietante, fascinante y peligrosa. Los agobios del estupendo Griffin Dunne ante la fauna nocturna de la gran manzana esconden un interesante viaje a la personalidad de cada individuo y su sitio en la sociedad. Todo ello aderezado con excelentes toques de fina comedia.

A Pedro Gómez Huerta yo le conozco desde hace medio siglo, él era muy melómano y yo empezaba con aquellos desfiles benéfico-sociales donde él me ejercía de regidor de cabina, no sé ni cómo lo hacía, pero sin medios y guiándose por gestos de los intervinientes Pedro casi siempre conseguía una coordinación espectacular. Recuerdo un desfile anti OTAN donde nos llamó el gobernador Daniel Borrego para felicitarnos y también nos mandó un recado el Sr. Temiño por que habíamos presentado en el plató a dos preciosas monjitas algo ligeras de ropa. Pedro como comentario me dijo: “Non se pode contentar a todos”.

Hace tiempo que no le veo, dicen las malas lenguas que anda triste por su Barça, pero los que le conocemos sabemos que no hay nada que entristezca a Pedro Gómez Huerta, por que él es, amigo de la noche.

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