Perder hidratación en sólo un 2 % afecta a la memoria y la atención

Una pérdida de hidratación de sólo un 2 por ciento, es decir una situación de deshidratación leve, hace descender nuestra capacidad de rendimiento, tiene consecuencias inmediatas en la atención y la memoria y, ya en un nivel superior, en la concentración, el cansancio, la fatiga y la somnolencia.

Son algunas de las premisas con las que trabajan los más de 400 expertos nacionales e internacionales que asisten al II Congreso Nacional de Hidratación, en el que se abordan las últimas evidencias científicas sobre esta cuestión, fundamental para la salud.

El Congreso, en el que se expondrán 23 trabajos de investigación sobre la hidratación realizados por distintas universidades del mundo, ha sido presentado esta mañana por Rhona S. Applebaum, responsable científica de Coca Cola Company, empresa que organiza este evento, y Marcos de Quinto, presidente de Coca-Cola Iberia.

La doctora Applebaum se ha referido a estas situaciones de deshidratación leve, que influyen en el rendimiento tanto mental como físico de las personas y a las que se pueden llegar antes de tener la sensación de sed.

De ahí que se recomiende a todas las personas, especialmente a los ancianos y niños, que beban regularmente antes de tener esa sensación, un consejo que ha apoyado una de las expertas que asiste a este Congreso, la profesora de Psicobiología clínica de la Universidad de Barcelona Ana Adán.

Adán ha insistido en que los cambios en la cantidad de electrolitos en el cuerpo producidos por la deshidratación pueden alterar la actividad cerebral y otros sistemas que intervienen en el proceso cognitivo.

Además, según ha señalado, un estado de deshidratación produce hormonas de estrés, un factor subyacente de los efectos negativos en la percepción, habilidad espacial y memoria.

Según la doctora Applebaum, todas las bebidas hidratan, porque la composición mayoritaria de ellas, algunas incluso de hasta un 99 por ciento, es agua, el nutriente más importante para el ser humano después del aire que respiramos.

Y para estar bien hidratada, según De Quinto, una persona adulta tiene que ingerir un contenido mínimo de agua de entre dos y dos litros y medio diarios.

Esa cantidad de agua se puede obtener a partir de alimentos en un 20 por ciento, y en un 80 por bebidas.

Los mayores, las embarazadas y los bebes son los colectivos más vulnerables a sufrir deshidratación.

Pero además en los ancianos, que tienen menos agua en el cuerpo, esa sensación de sed es menor que en los jóvenes con lo que es más difícil para ellos llegar a ingerir la cantidad de agua recomendada.

Por ello, es necesario convencerlos de que tienen que beber porque la deshidratación es una de las causas que provoca su hospitalización, según el catedrático de nutrición y bromatología Gregorio Varela-Moreiras.

También es importante beber líquidos para las embarazadas ya que tienen que hacer frente al aumento de volumen sanguíneo, mantener el líquido amniótico, regular la temperatura corporal y evitar las infecciones urinarias.

Incluso, también es importante que las mujeres beban durante la lactancia, porque aumenta su necesidad de líquido para producir leche.

La cantidad de líquido diario son unos dos litros y medio, pero puede variar si se realiza alguna actividad física.

La deshidratación, cuando se hace ejercicio físico, es frecuente y si se presenta lo hace con un aumento de la temperatura corporal y de la frecuencia cardiaca, reducción de la excreción renal de orina, dolor de cabeza, sueño, dificultad de concentración, y hasta es posible un colapso si la actividad además se realiza en momentos o lugares con elevadas temperaturas.

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