Los pesticidas ponen en grave riesgo de extinción a las abejas

Un grupo de apicultores recolecta miel de una colmena
photo_camera Un grupo de apicultores recolecta miel de una colmena

El uso de elementos químicos está mermando la pobalción de estos insectos a nivel mundial.

La polinización de cultivos, clave para la alimentación de la humanidad, se resiente por la tan increíble como enorme desaparición de abejas, entre un 30 y un 40% cada año, un problema que los expertos vinculan con los insecticidas neurotóxicos que afectan a la orientación de estos insectos.

Las abejas se están muriendo en todo el mundo a pasos agigantados por diversas causas, hecho que amenaza a la agricultura global y al equilibrio de la biodiversidad del planeta. Estos insectos no sólo fabrican miel, también son "la vida en la tierra", polinizando cada año un 84 por ciento de plantas y cultivos, cuyo valor se estima en 153.000 millones de euros en todo el mundo, según informó Xesús Asorey, secretario técnico de la Asociación Galega de Apicultores (AGA).

En España el valor económico de la polinización de las abejas, la más eficaz y abundante, supera los 3.000 millones de euros anuales, y en Galicia se valora en alrededor de los 200 millones.

"Einstein dijo que si desaparecieran las abejas, en cuatro años lo haría la humanidad; yo no podría afirmar eso", prosigue Asorey, aunque sí insiste en que provocaría una "disminución de la producción agraria y una reducción en la variedad de los alimentos".



Uso de insecticidas

Asorey resalta la existencia de informes y estudios que constatan que, en los últimos años, desaparecen entre un 30 y un 40 por ciento de las abejas, situación "alarmante" que los apicultores vinculan a la utilización de los insecticidas neonicotinoides, que entraron en el mercado en el año 1994.

La preocupación por la proliferación de las muertes de las abejas aumentó en los últimos años, y ante esta situación, la Comisión Europea propuso prohibir su uso, pero sólo para cuatro cultivos y durante los próximos dos años; medida que afecta al maíz, la colza, el girasol y el algodón.

Además se prohíbe la venta y el uso de "semillas tratadas" con productos que contengan tres derivados de la nicotina; el tiametoxam, el imidacloprid y la clotianidina.Sin embargo, los apicultores creen que esta medida no es suficiente y proponen la retirada total y "cuanto antes" de estos neonicotinoides, resalta Asorey.

El uso de estos pesticidas debilita el sistema inmunitario de las abejas, por lo que las hace más vulnerables, pero estos productos también afectan a su coordinación y orientación, de manera que ven mermadas sus capacidades y no pueden regresar a las colmenas.

Varios estudios realizados en Francia evidencian que el uso de estos pesticidas afecta también al ser humano y reflejan "un aumento de personas, sobre todo jóvenes, que padecen cáncer, alzheimer o parkinson". Por ello, los apicultores demandan un cambio en la política agraria, para alcanzar "una agricultura sostenible, compatible con el medio ambiente" y contraria a los monocultivos, por lo que proponen un sistema de rotación, que es, a su entender, "el mejor insecticida contra las plagas", subraya Asorey.

Además, a día de hoy, "no existe una alternativa realmente viable" a la función polinizadora de las abejas, detalla Asorey, aunque "los chinos y los americanos lo han intentado con pinceles y drones, respectivamente", pero por el momento ninguna de las dos opciones asegura la continuación de la especie.

Te puede interesar
Más en Sociedad