La Real Academia de Jurisprudencia y el Colegio de Registradores de la Propiedad rindieron ayer un homenaje al ilustre político gallego Pio Cabanillas Gallas al cumplirse el pasado 10 de octubre el 21 aniversario de su muerte. En su dilatada trayectoria profesional Pío Cabanillas fue director general de los Registros y del Notariado, y decano de este mismo Colegio.
Al acto asistieron numerosas personalidades de la vida política y social de país, como el expresidente del Gobierno, José María Aznar; el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, o el exmagistrado del Tribunal Supremo, Ramón López Vilas; así como algunos familiares, empresarios, periodistas y miembros de la Real Academia de Jurisprudencia.
El presidente de la Real Academia, Luis Díez-Picazo, fue el encargado de presentar el acto y lo hizo leyendo una carta en la que el rey Juan Carlos ponía de manifiesto el 'entrañable recuerdo que guardo de D. Pío Cabanillas', y destacaba especialmente su 'gran formación jurídica, su amplia cultura y prudencia, así como su destacada capacidad de diálogo e inteligencia en la búsqueda del consenso y el compromiso que hicieron de él uno de los grandes políticos de la Transición'. Y finalizaba la carta de la Casa Real realzando 'su entrega al Estado, su contribución a lograr un marco de convivencia para España y su permanente lealtad a la Corona'.
Díez-Picazo incidió posteriormente tanto en doble vertiente política, como en la humana, destacando una relación que comenzó como alumno y que se fraguó en una 'sólida amistad'.
El presidente de la Real Academia, Luis Díez-Picazo, fue el encargado de presentar el acto y lo hizo leyendo una carta en la que el rey Juan Carlos ponía de manifiesto el 'entrañable recuerdo que guardo de D. Pío Cabanillas', y destacaba especialmente su 'gran formación jurídica, su amplia cultura y prudencia, así como su destacada capacidad de diálogo e inteligencia en la búsqueda del consenso y el compromiso que hicieron de él uno de los grandes políticos de la Transición'. Y finalizaba la carta de la Casa Real realzando 'su entrega al Estado, su contribución a lograr un marco de convivencia para España y su permanente lealtad a la Corona'.
Díez-Picazo incidió posteriormente tanto en doble vertiente política, como en la humana, destacando una relación que comenzó como alumno y que se fraguó en una 'sólida amistad'.
