LANZADO POR LA ESA EN 2001

Proba 1 cumple diez años estudiando la radiación terrestre

Foto: EP
El microsatélite europeo Proba-1 ha celebrado recientemente su décimo aniversario en órbita. Dedicado a la observación de la Tierra, este microsatélite ha facilitado la elaboración de una imagen detallada de los cambios en los cinturones de radiación de nuestro planeta.

Más pequeño que un metro cúbico, Proba-1 fue lanzado el 22 de octubre de 2001 repleto de tecnologías en pruebas. En la carga útil se incluye el monitor de radiación ambiental estándar SREM de la ESA.

Del tamaño de una caja de zapatos, este monitor registró un seguimiento de las partículas cargadas de alta energía, tanto irradiadas desde el Sol, el cosmos, o atrapadas dentro de los cinturones de radiación entrelazados en el campo magnético de la Tierra.

El principal objetivo de este seguimiento es identificar los riesgos de radiación sobre esta misión, y también contar una una imagen detallada del medio ambiente de radiación espacial.

'Los datos de Proba-1 demuestran cómo los cinturones de radiación de la Tierra cambian con el tiempo y lugar', explicó Daly Eamonn, de la sección de Efectos y Medioambientes Espaciales de la ESA.

'En particular, muestran los efectos de las tormentas de la magnetosfera y eventos de partículas solares que inyectan mayor cantidad de radiación en el medio ambiente cercano a la Tierra.

'El satélite está en una órbita polar de baja altura - con una altitud que oscila entre 560 y 680 kilómetros- y pasa continuamente dentro y fuera de los cinturones de radiación de la Tierra.

'En las altas latitudes polares, cruza las líneas del campo geomagnético que están vinculadas a altitudes más altas, lo que le permite monitorizar el estado del cinturón de radiación exterior'.

Este es un entorno dinámico, donde los niveles de radiación suben y bajan como consecuencia de las perturbaciones geomagnéticas.

Proba-1 también se encuentra con el cinturón de radiación interior en una región que se aproxima a la superficie de la Tierra, llamada la 'Anomalía del Atlántico Sur', agregó Eamonn. 'Ésta es mucho más estable y las variaciones regular a corto plazo se deben a los efectos de la órbita.'

La tendencia al alza a largo plazo observada en los datos del cinturón de radiación es menor debido al efecto gradual del ciclo solar de 11 años en la atmósfera terrestre. Las partículas del cinturón de radiación generalmente se pierden en colisiones con las partículas neutras, pero la actividad solar se encuentra en un punto bajo. Esta energía solar reduce el efecto de reducción de la atmósfera, permitiendo que los niveles de radiación aumenten con el tiempo.

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