Hasta que el covid os separe

Un hombre entra en el edificio de los juzgados de Ourense. Foto de archivo.
photo_camera Un hombre entra en el edificio de los juzgados de Ourense.
Los divorcios son unos de los procesos legales que más aumentaron en Galicia tras la pandemia, dejando tras de si un sistema judicial saturado por falta de personal y que ralentiza las separaciones que afloraron por una convivencia más prolongada

Vuelven a incrementarse las rupturas matrimoniales en Galicia. Los últimos datos recogidos por el Consejo General del Poder Judicial evidencian que en el segundo trimestre del año los divorcios aumentaron un 55,3% con respecto al mismo período de 2020, y se contabilizaron un total de 1.354 demandas por rupturas matrimoniales. Lo cierto es que los divorcios y las separaciones son unos de los procedimientos legales que se vieron más afectados por la pandemia. El sistema judicial se paralizó durante varios meses, pero las crisis familiares no se detuvieron durante este tiempo.

La convivencia forzosa y prolongada, así que como el retraso en los trámites burocráticos se presentan como las principales causas del alza en las cifras. Pero no hay dos historias iguales. Las parejas y las familias se diversificaron enormemente en las últimas décadas y los problemas internos también cambiaron. “La pandemia fue una bomba que hizo estallar muchos problemas que ya existían previamente en las parejas. Al pasar tanto tiempo juntos, las frustraciones personales y conjuntas se hacieron más evidentes”, indica la psicóloga ourensana especializada en terapia de pareja Isabel Calle. “La concepción de la pareja ha cambiado. Es importante tener vivencias y objetivos propios más allá de la pareja. De lo contrario, es muy difícil mantener una relación sana y duradera”, sostiene la terapeuta. 

EL COLAPSO JUDICIAL

El sistema judicial acumula una gran cantidad de casos sin resolver por la intensificación de demandas durante los últimos meses. “A raíz del confinamiento muchos juicios se cancelaron y cuando se reanudó la actividad judicial hubo que recuperar los casos anteriores e incorporar los nuevos”, explica Mar Domínguez, abogada coruñesa especializada en asuntos matrimoniales. “El colapso en las instituciones es abismal, sobre todo en el Juzgado de Violencia de Género”, indica la letrada. El tiempo es clave para la resolución de estos casos, ya que su prolongación en el tiempo es vital para muchas de las mujeres demandantes. 

Sin embargo, los divorcios pueden tardar hasta un año y medio en resolverse. “Lo que más tarda es la homologación en los juzgados y lo que no es de recibo es que tarden tanto tiempo en atender casos de violencia”, dice la abogada. “Es evidente que hacen falta más jueces y funcionarios porque, mientras, se están generando situaciones muy injustas e indeseables en las familias por este motivo”, reclama Mar Domínguez, que señala a los hijos de las parejas como las principales víctimas de las rupturas, y es que las pruebas psicosociales en los casos de violencia de género llevan un año y medio de retraso en Galicia. 

Aunque las causas de las rupturas y los tipos de matrimonios presentan cambios, lo cierto es que las parejas más habituales son las de mediana edad con hijos. “En este tipo de procedimientos los involucrados pierden el sentido común en muchos casos y el consenso se hace muy difícil. Es el tipo de relación en el que se hace más evidente”, explica Mar Domínguez, que lleva más de diez años trabajando con parejas de todo tipo.

La ausencia de relaciones sexuales es otro problema que se intensificó y que hizo mella en las parejas tras el confinamiento. La psicóloga Isabel Calle considera que, en una situación de estrés e incertidumbre como la causada por la pandemia de covid-19, el deseo sexual se bloquea y la gente pierde en muchos casos esa fuerza por la vida. “Al reducirse las relaciones sexuales se pierde el contacto con la pareja”, dice la ourensana.

Las infidelidades, las discrepancias en la educación de los menores y los problemas económicos siguen siendo las principales causas de divorcio que se mantienen con el paso de los años. “Lo único bueno que ha traído la pandemia en este sentido es la mayor conciliación familiar”, indica la coruñesa, ya que el teletrabajo facilitó la organización de las custodias compartidas. “El consenso es muy difícil cuando hablamos de sentimientos y de hijos en un contexto totalmente extraordinario para la sociedad actual”, explica la abogada.

Te puede interesar