El tradicional dulce de Reyes ahora tiene novedosos rellenos como la morcilla o el queso azul

El secreto de un buen roscón, emplear productos naturales

Un repostero muestra tres roscones de Reyes ya elaborados. (Foto: P. CAMPOS)
El roscón de Reyes se transformó en un bocado gourmet de mano de maestros pasteleros, que juegan con nuevos y sorprendentes ingredientes -algunos de ellos salados-, al tiempo que se pone al alcance de los cocinillas a través de las miles de recetas y consejos que circulan por Internet. Los más sibaritas estarán en el séptimo cielo si optan por los roscones de 'alta costura repostera' que elaboran Paco y Jacob Torreblanca, dos de los profesionales del dulce con más renombre en España y que ayer prepararon unas 3.000 piezas en su obrador alicantino.
'El secreto de un buen roscón es la materia prima, emplear solo productos naturales. Nosotros usamos una masa madre que le da más frescor e intentamos hacerlo muy suave y esponjoso', explicó Jacob Torreblanca. Minúsculos trozos de naranja y limón confitados mezclados con la masa aportan al roscón de los Torreblanca un plus de aroma y jugosidad, características que se mantendrán para el día siguiente en lo que sobre de roscón siempre y cuando este sea envuelto con papel 'film' y conservado fuera de la nevera, recomienda el maestro.

'Al día siguiente se le puede añadir un poco de azúcar glass, se le da un pequeño golpe de horno y queda muy bien', añade el repostero, quien apuesta por 'maridarlo' con 'un buen chocolate caliente' aromatizado con especias como pimienta, jengibre y canela. Para los más paladares más atrevidos, el roscón incurre en el mundo salado: preñado de morcilla choricera, relleno de cecina de León y queso azul, con setas y champiñones, el de rúcula y queso azul, con all i oli, de tomate y parmesano o de zanahoria y queso crema. La imaginación no tiene límites y la combinación de sabores parece que tampoco.

Son algunas de las propuestas de la madrileña La Rosconada, cuya carta ofrece particulares versiones -dulces y saladas- adaptadas a cada estación del año. 'Es de los bollos más ricos que hay y de los más equilibrados, así que ¿por qué no comerlo todo el año?', afirmó la propietaria, María Navascúes. Además del tradicional, este peculiar establecimiento ofrece roscones de fresas ácidas y champán, brownie&chips, violetas, castaña y marrón glacé, limoncello, dulce de leche, mojito, o damasco (con pasas, orejones y miel). También se pueden degustar estas variedades en el pequeño formato de los 'miniholes' o agujeros resultantes del roscón.

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