Un templo budista compagina moda y diseño con la enseñanza de la meditación

Varias jóvenes realizan sus diseños en el templo. (Foto: Gaspar Ruiz)
Un templo budista tailandés ha roto con las seculares fricciones entre la moda y la religión al conciliar la enseñanza de la alta costura y el diseño de interiores con los cursos de meditación.
En los últimos nueve años, centenares de alumnos y alumnas han pasado por las aulas del Instituto Internacional de Diseño Chanapatana (CIDI, en sus siglas en inglés), situado en el templo Dhammamongkol de Bangkok.

La escuela ofrece sendos diplomas en Diseño de Moda y Diseño de Interiores, impartidos por profesores europeos y homologados por la Academia Italiana Internacional.

Todavía hay algunos fieles que no ven con buenos ojos que jóvenes en minifalda y alegres escotes se crucen en los pasillos con recatados monjes que, por su religión, tienen prohibido el contacto físico con la mujer.

No obstante, los bonzos se han acostumbrado a efectuar sus actividades rutinarias en armonía con los estudiantes que, entre maniquíes, ensayan bocetos y cortan telas en tres aulas habilitadas en el templo.

‘Yo empecé en las clases de meditación, pero me interesaba la moda y decidí enrolarme en el curso’, señaló Chatmanee Taesoontornpairom, una licenciada en Empresariales que descubrió su vocación artística entre cirios e imágenes doradas de Buda.

Chatmanee ha abierto en Bangkok una tienda de accesorios y bisutería diseñados por ella misma bajo el nombre de ‘Duluxza’.

Para la mayoría de los alumnos y los profesores, la relación entre el templo y el instituto se limita a compartir el mismo espacio.

‘En ocasiones te encuentras con gente meditando o preparando ceremonias; pero una vez entramos en clase, nos dedicamos sólo y exclusivamente al diseño’, aclaró la profesora de Interiorismo, Alessandra Spadafora.

Los maestros del instituto tratan de inculcar a los discípulos el respeto y la admiración por la cultura tradicional tailandesa, incluso cuando confeccionan las ropas o crean las viviendas más modernas.

‘Los tailandeses corren el peligro de poder acabar de un borrón con todo su bagaje histórico y guiarse sólo por las creaciones de los diseñadores europeos, cuando aquí cuentan con una cultura riquísima y unos materiales de primera como la celulosa y la seda’, agregó Spadafora, licenciada en la Universidad de Florencia.

La arquitecta anima a sus estudiantes a inspirarse en las voluptuosas curvas de los artesonados tailandeses y en las casas tradicionales, en la alzada y los cómodos cojines en lugar de sofás.

La tradición tailandesa, con sus colores vivos, la seda y el punto, se abraza con la estética más vanguardista en los diseños de los estudiantes de moda.

‘Al principio es difícil saber hasta qué punto entienden las lecciones, pero la mayoría de los alumnos está muy motivado y trabaja con pasión’, subrayó Bianca Konhauser, que imparte el curso de Moda en la escuela.

Al graduarse, los alumnos realizan una exhibición y un desfile de sus trabajos y los dos más sobresalientes ganan una beca para estudiar en el Universidad de Florencia.

La idea de crear la escuela surgió cuando el abad del templo, Viriyang Sirintharo, visitó Italia a principios de los noventa en busca de escultores para que moldeasen una imagen de Buda a partir de una roca de jade.

La figura, con un peso de 14 toneladas, está inscrita en el Libro Guinness de los Récords.

El venerable monje entendía que a Tailandia le convenía formar a buenos diseñadores y artistas para crear sus propios productos, en lugar de copiar lo que viene de Europa y América.

En 2000, Sirintharo inauguró la primera escuela de moda y diseño enclavada en el interior de una pagoda budista.

Desde el famoso desfile de sotanas y birretes en la película ‘Roma’ de Federico Fellini, la moda y la religión nunca han estado más unidas.

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