CULTURA

Treinta años sin Tierno

El exalcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván.
photo_camera El exalcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván.

El alcalde de la Movida cambió Madrid y Madrid cambió al viejo profesor. Su mandato coincidió con el espledor cultural que hoy añora el sector.

Solo unos meses antes de la muerte de Enrique Tierno Galván, de la que hoy se cumplen 30 años, abría sus puertas la sala Galileo Galilei, ejemplo tardío de aquel oasis para la música en directo que supuso el Madrid del alcalde socialista y también una de las pocas supervivientes.

"Madrid rezumaba por todos lados cultura", recuerda a Efe Ángel Viejo, fundador de ese espacio por el que pasaron Los Secretos y Nacha Pop, entre muchos otros. "En aquel momento había un revista que editábamos todas las salas de música, y por eso sé que éramos unas 125; hoy creo que apenas pasamos de las 40", lamenta.

En concreto, la asociación La Noche En Vivo, que engloba a las salas de música en directo de la capital con una programación estable (más de 100 conciertos anuales), acoge en estos momentos a 46 salas, según informa su presidente, Javier Olmedo.

Así pues, estos 30 años de historia se han llevado por delante no solo al politólogo y sociólogo español, sino también dos tercios del número total de recintos que el 19 de enero de 1986, el día de su muerte, nutrían Madrid de una variadísima oferta.

Entre los recintos perdidos, "casi todos los emblemáticos de la época", está Rock-Ola, que cerró un año antes. "Parecía una sala inglesa. Recuerdo casi todos sus conciertos: Depeche Mode, Spandau Ballet, también toda la hornada de la Movida madrileña, porque entonces íbamos a ver todo, a Aviadro Dro, a Radio Futura...", rememora Olmedo, entonces un estudiante asiduo del lugar.

Con retrospectiva señala que, junto con la ilusión, lo que había era "mucho más amateurismo, tanto en músicos como en salas, que contaban con equipos menos profesionales". "Éramos una generación con muchas ganas que aprendía de la prueba y el error", añade.

La sala Sol, con 37 años de historia a su espalda, es otra de las grandes supervivientes. Nacho Moreno, su responsable, quita un poco de hierro a la mitificación de aquellos años.

"El momento es irrecuperable, pero por las circunstancias sociopolíticas y culturales del momento. Ahora hay muchas más cosas, pero entonces salíamos de la nada, de tener muy poco. Había sitio para todos y todos se lanzaban y probaban. Estábamos disfrutando cosas que no habíamos vivido antes, de una sensación de libertad impresionante", destaca.

No todo era idílico. "Teníamos todo el problema del paro, de la droga y de la delincuencia, pero la sensación era la de que estábamos creando cosas", dice.

Todos coinciden en que la administración local ponía de su parte para que la cultura fluyera. "Existía gran facilidad para abrir salas. Había una normativa, claro, pero era mucho más fácil de llevar a la práctica", subraya Viejo, que tiene esta impresión aún después del trágico incendio de Alcalá 20, acaecido en 1983, tras el que, "de forma lógica", se pusieron "muy rígidos con la seguridad".

"Tierno Galván hizo que la cultura fuese popular, que llegara a todo el mundo; en ese aspecto fue muy positivo", apunta Viejo, para quien la gran virtud del malogrado alcalde fue que, aunque todos aquellos grupos que ayudó a impulsar no fuesen de su época, "veía que la juventud estaba con ello y lo entendía", apunta.

Bajo su mandato, se consolidó la fama internacional de la noche madrileña, que aún aguantó unos cuantos años tras su muerte. "Nosotros teníamos clientes que venían de Inglaterra y de Alemania, que nos llamaban por teléfono para reservar entradas. Hoy la movida a nivel europeo está en otras partes", lamenta.

En 1997 llegaría la Ley de Espectáculos y el panorama cambió sustancialmente, empezando por la prohibición de que los menores pudiesen entrar en salas de conciertos, aunque fuese acompañados, aspecto que acaba de cambiar la Asamblea regional.

"La administración local durante muchos años ha sido muy restrictiva, sobre todo usando como bandera el tema medioambiental. Hay que velar por la tranquilidad de los vecinos, pero hay cosas que son mucho más molestas y no se han tenido en cuenta", opina Moreno.

Javier Olmedo piensa que en Madrid hay artistas y público suficientes para abastecer a otras 30 o 40 salas más de las que existen de pequeño y medio formato, "pero con la actual normativa por zonas de protección acústica y medioambiental es imposible", además, señala, de la asignatura pendiente de la capital: un recinto grande bien acondicionado con capacidad para unas 5.000 personas.

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