Los turistas vuelven a regatear en el gran bazar de Jan al Jalili

Un grupo de turistas españolas se interesa por el precio de unas alfombras. (Foto: Marina Villén)
A pesar de los recientes ataques en el popular bazar cairota de Jan al Jalili, los turistas han vuelto a pasear por sus laberínticas calles y a regatear en sus puestos, aunque rodeados de un despliegue policial mayor de lo habitual.
La normalidad persiste aunque sigue latente el recuerdo del atentado del 22 de febrero que segó la vida de una joven turista francesa y causó heridas a otras 24 personas, y de la cuchillada en el rostro que sufrió un estadounidense, en el mismo lugar, cinco días después.

En los accesos a la plaza de Husein, próxima a Jan al Jalili, los controles de seguridad son constantes, lo que no impide que numerosos grupos de turistas esperen en ella la llegada de sus autobuses.

‘Nos han sorprendido las medidas de seguridad y que no hay demasiada gente’, afirmó Angeles, una turista española que, junto con su marido, Carlos, estaban en la localidad sureña de Asuán el día del atentado del 22 de febrero.

Aunque los vendedores insisten en señalar que la afluencia de clientes se ha mantenido estable tras el atentado, en las calles del normalmente bullicioso Jan al Jalili el ambiente parece algo más relajado.

Uno de ellos, Mahmud Mohamad Abdelnabi Omar, bautizado como ‘Jordi’ por los visitantes españoles que suelen frecuentar su tienda, aseguró que después del 22 de febrero turistas de todas las nacionalidades han seguido visitando el bazar con normalidad.

‘La calle está muy tranquila y segura’, dijo este comerciante, mientras fumaba su ‘shisha’ (pipa de agua). Para ‘Jordi’, ‘los controles policiales son ahora más rígidos, pero las medidas de seguridad existen desde hace tiempo’.

Tras el atentado, tanto la prensa local como la embajada de EEUU en El Cairo se hicieron eco del incremento de la presencia policial en el centro de la ciudad y en las zonas más frecuentadas por los turistas.

Las calles que desembocan en la plaza de Husein están protegidas por barreras, y los agentes de las fuerzas de seguridad revisan bolsos y mochilas y solicitan los documentos de identidad a quien consideran necesario.

Pero la actividad sigue en este popular bazar, donde los vendedores intentan atraer con mil tretas a los potenciales clientes, a los que se dirigen en su idioma al reconocer, con sorprendente rapidez, su procedencia.

Para Virginia, otra turista española, que no se planteó en ningún momento cancelar su viaje a Egipto a pesar de conocer en Madrid la noticia del atentado, del entorno del Jan al Jalili se puede disfrutar ‘sin demasiadas aglomeraciones’, pero en ‘Luxor, Asuán y en los museos son muchos los visitantes’.

Mientras que los españoles siguen acudiendo a este céntrico mercado, las agencias de viajes japonesas han ordenado a sus guías locales que cancelen las visitas a este lugar, según confirmó Caroline Maher, guía turística egipcia.

‘Antes siempre llevábamos a los turistas al Jan al Jalili, uno de los sitios más famosos de la ciudad, pero desde el atentado las agencias de viajes japonesas nos han pedido que sustituyamos este lugar por otros mercados’, añadió.

De esta forma, los viajeros japoneses cambian el tradicional bazar cairota, en el que se cultiva el arte del regateo, por el moderno centro comercial City Stars o incluso por uno de la cadena Carrefour de El Cairo, que si de algo carece es de señas de identidad egipcias.

También ha tomado ciertas precauciones la embajada de EEUU, que advirtió de que, aunque los últimos actos violentos en Jan al Jalili no parecen estar relacionados, sí hay indicios de que otros ataques podrían haber sido planeados.

Estos incidentes no son los primeros registrados en el Jan al Jalili, donde el 7 de abril de 2005 murieron dos turistas franceses, un estadounidense y un egipcio y otros dieciocho resultaron heridos por la explosión de un artefacto.

‘Todo esto no va a impedir que sigamos viajando’, sostiene Charo, otra turista española.

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