Los cooperativistas disfrutan de uso indefinido del alojamiento y comparten equipamientos

Las viviendas colaborativas ganan adeptos con la crisis

Ritxar Bacete, promotor de Cover. (Foto: DAVID AGUILAR)
La vivienda colaborativa, un modelo extendido en el norte de Europa, llega a España como una forma de acceder a una casa sin necesidad de hipotecarse o de depender de un banco y como una alternativa para las personas mayores que no quieren acabar en una residencia. El 'cohousing' es una alternativa a la vivienda convencional que funciona desde hace más de 100 años en los países escandinavos, Alemania, Latinoamérica, Estados Unidos o Gran Bretaña. En Dinamarca, el 10 por ciento de las viviendas funciona bajo este modelo.
En España hay varios colectivos que promueven esta iniciativa bajo una cultura del ahorro y de la eficiencia, a través de un acceso a la vivienda no especulativo, en el que su uso y gestión se hace de forma cooperativa. Uno de estos movimientos es el colectivo Cover, que busca cinco familias para impulsar viviendas colaborativas en Maeztu (Álava), a escasos kilómetros de Vitoria.

En julio, Cover pondrá en marcha una plataforma que agrupará a colectivos que quieren implantar este tipo de proyectos en toda España para compartir información y aunar esfuerzos. Dentro de las ventajas de este tipo de alojamientos están los gastos, que son 'bastante más asequibles' que los de una vivienda convencional porque sus habitantes comparten equipamientos como la lavadora, la red wifi o incluso el coche y la hipoteca, si la hubiera.


PROPIEDAD Y DERECHO DE USO

La propiedad de las viviendas es de la cooperativa y sus miembros disfrutan de un uso indefinido de las mismas a través de un derecho de uso. Además, son viviendas sostenibles, como el caserío de finales del siglo XVIII de Maeztu, que acogerá a un grupo de familias dispuestas a convivir con valores de cohesión social.

Ritxar Bacete, promotor de Cover y del proyecto de Maeztu, explicó que quieren construir cinco apartamentos de unos 45 metros cuadrados para cada familia en este caserío, así como espacios de uso común más amplios para todos. Asegura que cada vez hay más gente que se interesa por vivir de esta forma ya que con la crisis, las personas se están dando cuenta de que 'necesitan sentirse apoyadas por la comunidad puesto que el Estado no las protege y el mercado no les da oportunidades', subrayó Bacete.

En Euskadi hay otras iniciativas parecidas como Etxekoop, una comunidad que busca un inmueble para llevar a cabo este proyecto, y en Madrid la asociación Jubilares, que ha conseguido poner en marcha un 'cohousing' después de 12 años y ahora presta apoyo activo a otras futuras comunidades autogestionadas.

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