SALUD

¿Por qué siempre nos apetece lo dulce?

chocolate
photo_camera La preferencia por los dulces está motivada por nuestros genes. (EFE)

¿Podemos decir "no" a un delicioso bombón? Claro que podemos, pero en el fondo estamos sufriendo y sabemos que respondemos lo contrario a lo que deseamos realmente...

¿Quién prefiere un plato de verduras a un bollo de chocolate? La respuesta es bastante obvia... Seguramente muchas personas se resistan a las tentaciones para cuidar la línea y mantener una dieta sana, pero también es cierto que llega un momento en el que sentimos que el cuerpo "nos pide azúcar". Incluso a veces el deseo es tan fuerte que nos damos un verdadero atracón de dulces. ¿Quién no se ha comido toda la caja de galletas o toda la tableta de chocolate?

La respuesta a esta elección, e incluso a nuestra preferencia por los alimentos más grasos, se halla principalmente en nuestros genes.

Herencia de nuestros antepasados

Históricamente el sabor dulce se ha relacionado con alimentos saludables, mientras que el amargo se asociaba con los tóxicos. Esto es así porque nuestros antepasados solo podían detectar a través del gusto si un alimento era válido o no para el consumo. Como consecuencia adoptamos ese instinto desde que nacemos, e incluso la preferencia por el dulce es más fuerte cuando somos pequeños. Si recordamos las meriendas de nuestra niñez nos daremos cuenta de que comíamos ese bocata de chocolate casi cada día, y sin remordimientos, algo que en la edad adulta nos resulta impensable. Y es que es cierto que conforme crecemos el deseo de alimentos azucarados se hace menor, pues nuestro desarrollo corporal a partir de los 12 años se frena y ya no necesitamos la misma energía. No obstante, a pesar de que en la madurez nos autolimitamos el consumo de dulce, la obesidad hace mella en la población y ello es debido a que no se adoptan hábitos correctos de alimentación y todavía hay demasiadas personas con una vida muy sedentaria.

Instinto de supervivencia

dulces pasteleriaUna última etapa de la evolución de la dieta humana se caracterizó por una escasez de vegetales, y por ello, el hombre comenzó a consumir carne. El cuerpo humano aprendió a tomar alimentos más energéticos para prepararse ante períodos de escasez. Hoy no necesitamos ni la cuarta parte de energía. Inmóviles en nuestras sillas de oficina, tenemos que ir al gimnasio o salir a correr para desgastar las calorías extra, algo que antes era impensable. 

Cantidad de grasa e hidratos de carbono

La palatabilidad del alimento es clave a la hora de hacer nuestras elecciones.Y precisamente, muchas veces los bocados más sanos son los que nos resultan menos agradables al paladar. Esto es así porque las grasas y los hidratos de carbono son los que dan textura y aroma a los alimentos, y por ello, nos gusta tomar unas patatas, pero si además las acompañamos de alguna salsa, mucho mejor.

Te puede interesar