La imagen de abandono que ofrece la estación de autobuses de O Barco, una construcción de dos plantas que fue inaugurada en 1990, dista mucho de ser la idónea para captar usuarios. Esta situación es conocida en el Concello, donde el alcalde socialista y el portavoz popular, Alfredo García y Moisés Blanco, respectivamente, aseguran que han reclamado insistentemente la ayuda de la Dirección xeral de Mobilidade, que se limitó a elaborar un informe para promocionar el servicio, algo que nunca llevó a la práctica.
En los últimos meses desapareció una línea, otra se modificó y se teme la pérdida de más servicios, como sucedió en Ponferrada, donde 80 líneas cerraron, según dijo el encargado de la estación de O Barco, Víctor Manuel Dacosta.
'Planteé a todos los directores generales que había que conseguir que la estación diese una impresión agradable, pero todos hicieron caso omiso. Aunque la gente se queda en el centro del pueblo, convenía buscar la forma de dejar operativa la estación', dijo el alcalde, Alfredo García. 'Visité al director xeral de Mobilidade, Miguel Rodríguez Bugarín, y envió a los técnicos de la Xunta, que hicieron un informe. Lo solicité con los dos gobiernos autonómicos', dijo el popular Moisés Blanco, que defiende 'modernizar el edificio, aunque en un principio sea deficitario'.
Con el primer piso clausurado y las taquillas y locales cerrados, sólo tiene abierto el servicio de bar, cuyo responsable, Víctor Manuel Dacosta, aboga por 'concienciar a la gente para que use el autobús' para frenar la pérdida de viajeros y de otro servicio en Valdeorras.
'Planteé a todos los directores generales que había que conseguir que la estación diese una impresión agradable, pero todos hicieron caso omiso. Aunque la gente se queda en el centro del pueblo, convenía buscar la forma de dejar operativa la estación', dijo el alcalde, Alfredo García. 'Visité al director xeral de Mobilidade, Miguel Rodríguez Bugarín, y envió a los técnicos de la Xunta, que hicieron un informe. Lo solicité con los dos gobiernos autonómicos', dijo el popular Moisés Blanco, que defiende 'modernizar el edificio, aunque en un principio sea deficitario'.
Con el primer piso clausurado y las taquillas y locales cerrados, sólo tiene abierto el servicio de bar, cuyo responsable, Víctor Manuel Dacosta, aboga por 'concienciar a la gente para que use el autobús' para frenar la pérdida de viajeros y de otro servicio en Valdeorras.
