El peligro los árboles que crecen en las inmediaciones del campo de fútbol de O Barco para los usuarios de la calle Río Mariñán será sopesado por el Concello. La caída de un ejemplar sobre el graderío provocó goteras en el gimnasio que usa el Club Adas.
Los árboles que crecen a la orilla del río Mariñán, en O Barco, se convirtieron en un peligro para los usuarios de la calle a la que da nombre el cauce fluvial. La caída de dos ejemplares sobre el estadio municipal de Calabagueiros llevó al concejal de Xuventude e Deportes, Martín Gómez, a plantear su sustitución por ejemplares de menor tamaño.
El vendaval de la madrugada del 15 de enero derribó un ejemplar de unos 10 metros de altura sobre el graderío del estadio. La rotura de la cubierta provocó las filtraciones de agua de lluvia que generaron las goteras del gimnasio que utilizan los atletas del club Adas. El concejal de Deportes aseguró ayer desconocer la existencia de este problema, que solucionará cuanto antes.
Martín Gómez también dijo que la reparación de los daños provocados por el árbol que cayó en el invierno anterior depende del informe del periodo. En este caso, el ejemplar era de propiedad particular, por lo que las reparaciones correrán por cuenta del dueño.
El edil barquense planteó la posibilidad de tirar los árboles ante la amenaza que suponen para los peatones y vehículos que recorren la calle Mariñán. Son un peligro, dijo el concejal, quien indicó que su situación, próxima al río, les resta fijación al terreno, aumentando el riesgo de caída. No tienen agarre, explicó.
Además, sus raíces pueden obstruir las tuberías que conducen el agua procedente del drenaje del campo de fútbol hacia el río Mariñán y pueden ocasionar averías importantes en el sistema.
El vendaval de la madrugada del 15 de enero derribó un ejemplar de unos 10 metros de altura sobre el graderío del estadio. La rotura de la cubierta provocó las filtraciones de agua de lluvia que generaron las goteras del gimnasio que utilizan los atletas del club Adas. El concejal de Deportes aseguró ayer desconocer la existencia de este problema, que solucionará cuanto antes.
Martín Gómez también dijo que la reparación de los daños provocados por el árbol que cayó en el invierno anterior depende del informe del periodo. En este caso, el ejemplar era de propiedad particular, por lo que las reparaciones correrán por cuenta del dueño.
El edil barquense planteó la posibilidad de tirar los árboles ante la amenaza que suponen para los peatones y vehículos que recorren la calle Mariñán. Son un peligro, dijo el concejal, quien indicó que su situación, próxima al río, les resta fijación al terreno, aumentando el riesgo de caída. No tienen agarre, explicó.
Además, sus raíces pueden obstruir las tuberías que conducen el agua procedente del drenaje del campo de fútbol hacia el río Mariñán y pueden ocasionar averías importantes en el sistema.
