La castaña china amenaza a los mercados europeos

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photo_camera Soto de castaños, localizado en el Concello de O Barco.

Sobreproducción y venta fraudulenta son las preocupaciones del sector 

La avispilla del castaño (Dryocosmus kuriphilus) no es la única amenaza originaria de China a la que se enfrenta el sector gallego de la castaña. El exceso de producción que acusa el país asiático y la más que posible entrada del fruto en los mercados europeos también preocupan a los productores. "Teñen unha sobreproducción de máis de dous millóns de toneladas. Tres veces máis das que pensabamos", comentó Jesús Quintá García, presidente de la Indicación Xeográfica Protexida Castaña de Galicia.

La producción total gallega, a falta de varias semanas del inicio de la campaña, se calcula en torno a las 20.000 toneladas, procediendo de Ourense el 60 % y unas 5.000 del oriente provincial.

Los comercializadores gallegos tiemblan solo con imaginar qué pasará con su producción si la castaña china desembarca en sus mercados tradicionales: Francia, Italia, Alemania o Suiza, entre otros. Y lo que es peor, si el fruto llegado de Asia es vendido y comercializado como castaña europea. Este fraude surgió a la luz en el 7º Encuentro Europeo de la Castaña, que se desarrolló entre los días 8 y 10 de septiembre, en Alès (Francia).

El presidente de la IXP Castaña de Galicia, Jesús Quintá, explicó que en Francia, el desembarco asiático fue frenado por el Gobierno al prohibir la comercialización de la variedad procedente de China (Castanea mollissima), de inferior calidad a la europea. Añadió que, en Galicia, el marchamo de la Indicación Xeográfica Protexida es fundamental para evitar que el producto foráneo pueda venderse como fruto gallego. "É a única arma que temos", dijo.

Jesús Quintá también se refirió al Encuentro Europeo de la Castaña, cuya primera edición tuvo como escenario Ourense. Dijo que asistieron representantes del sector de Francia, Portugal, España, Chile o Turquía, aplaudió la asistencia de técnicos de las comunidades autónomas, pero echó en falta a los del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama). Su ausencia les impidió conocer la gravedad del problema de la avispilla.

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