El parón del sector de la Construcción provocó que las empresas de colocación de pizarra dependan de la rehabilitación de edificios. A la reducción de la actividad, que en 2010 fue estimada en casi un 50%, se le añadió otro factor negativo, el de la aparición de una fuerte competencia desleal, procedente mayoritariamente por trabajadores en paro. Este problema fue apuntado por Álvaro Blanco, vicepresidente de la Asociación Nacional de Colocadores de Pizarra (ANCOP), asociación que aglutina a 37 empresarios.
Con la práctica desaparición de la construcción de cubiertas en edificios nuevas, buena parte de los contados trabajos de reparación o de rehabilitación que surgen se los llevan desempleados. Éstos no repercuten las cuotas a la Seguridad Social ni los impuestos, con lo que obras que solían presupuestarse en torno a los 3.000 euros pueden ofrecerlas en apenas 1.200.
Esta competencia desleal se da en una comarca cuya economía gira en torno al sector pizarrero, y que en mayo vio aumentar a 2.133 los 1.352 desempleados que la Oficina de Emprego tenía registrados en 2007, antes del inicio de la crisis. Muchos de ellos son trabajadores de la pizarra.
El problema es conocido, pero tiene difícil solución. Al tratarse de obras de reparación, que apenas duran una semana, cuando la Inspección de Trabajo se desplaza hasta al lugar donde supuestamente estaban trabajando desempleados, la obra ya está rematada.
A esta circunstancia hay que añadir el matiz humano, pues los colocadores de pizarra son conscientes de que también los trabajadores en paro deben buscar la fórmula para salir adelante. 'Quen é o culpable? Eles teñen familia', comentó Álvaro Blanco.
El vicepresidente de los colocadores de pizarra estimó que este sector aún no tocó fondo. 'Antes, estabas facendo unha obra e tiñas ofertas para os seis meses seguintes, agora esperas que te chamen para facer unha chapuciña', dijo.
Esta competencia desleal se da en una comarca cuya economía gira en torno al sector pizarrero, y que en mayo vio aumentar a 2.133 los 1.352 desempleados que la Oficina de Emprego tenía registrados en 2007, antes del inicio de la crisis. Muchos de ellos son trabajadores de la pizarra.
El problema es conocido, pero tiene difícil solución. Al tratarse de obras de reparación, que apenas duran una semana, cuando la Inspección de Trabajo se desplaza hasta al lugar donde supuestamente estaban trabajando desempleados, la obra ya está rematada.
A esta circunstancia hay que añadir el matiz humano, pues los colocadores de pizarra son conscientes de que también los trabajadores en paro deben buscar la fórmula para salir adelante. 'Quen é o culpable? Eles teñen familia', comentó Álvaro Blanco.
El vicepresidente de los colocadores de pizarra estimó que este sector aún no tocó fondo. 'Antes, estabas facendo unha obra e tiñas ofertas para os seis meses seguintes, agora esperas que te chamen para facer unha chapuciña', dijo.
