A VEIGA

Las cooperativas no cuajan en los concellos del Macizo Central

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photo_camera Actividad divulgativa desarrollada por la Oficina de Fomento Cooperativo Macizo Central-Trevinca.

Una oficina fomenta estas iniciativas en A Veiga, O Bolo, Viana y Manzaneda, donde solo hay dos

El cooperativismo no logra establecerse en el oriente provincial. Cuatro de sus concellos solo logran reunir dos sociedades cooperativas. Es un bagaje muy pobre cuando se refieren las 394 empresas que, según los datos del Instituto de Desenvolvemento Ourensán "Inorde", poseían en 2013 A Veiga, O Bolo, Manzaneda y Viana: 65, 57, 54 y 218, respectivamente. Esta carencia es la que trata de resolver, desde hace tres años, la Oficina de Fomento Cooperativo Macizo Central-Trevinca, que solicitaron los gobernantes locales y que apoya la Subdirección Xeral de Cooperativas e Economía Social, dependiente de la Consellería de Traballo e Benestar y financiada por el Fondo Social Europeo.

La responsable de la Oficina, Marta Seoane Escuredo, subrayó las dificultades que encuentra el cooperativismo para implantarse en estos concellos. "Os veciños son reacios á unión das persoas e o tema gandeiro nin tocalo", explicó. Esta técnica defiende las ventajas del modelo cooperativo. Explicó que permite un mejor aprovechamiento de los recursos, acceder a ayudas y reducir el riesgo que acompaña toda empresa nueva.

La organización de actividades informativas en los cuatro concellos citados acapara buena parte de su trabajo y, en particular, las jornadas promovidas para mostrar a los habitantes las posibilidades que el modelo cooperativo reúne para un mejor aprovechamiento de los recursos propios de la zona, fundamentalmente, la apicultura, la castaña y el vino, según explicó Marta Seoane.

Las dos cooperativas que trabajan en el ámbito de actuación de la Oficina Macizo Central-Trevinca tienen sus sedes en el Concello de Manzaneda. Amarelante Sociedade Cooperativa Galega fue creada por 10 socios y se dedica a la venta de las castañas de 500 árboles. Sus promotores buscaron mejorar su situación laboral en tiempos de crisis económica y también reducir los riesgos, sin descuidar la recuperación del monte. La secretaria, Sonia Couso Fernández, resaltó el apoyo recibido de los propietarios de sotos que estaban abandonados y que se los cedieron para su explotación. Una subvención, concedida por el programa inversor Grupo de Desenvolvemento Rural 11 Sil-Navea-Bibei permitió iniciar un proyecto más ambicioso que la mera venta de la fruta y apostar por su secado y por la harina. "É rentable, xa pensamos a largo plazo e en ampliar as liñas de negocio", dijo.

En la aldea de Parada, siete amigos crearon la Sociedade Cooperativa Galega Penedo da Cruz buscando aprovechar unos montes que estaban abandonados. Su presidente, José Guerra González, explicó que cinco socios tienen su residencia lejos de Manzaneda, en Suiza, Barcelona, Madrid (dos) y Pontevedra, lo que confirma que su finalidad no es vivir de la cooperativa. La sociedad se dedica a vender cabritos y corderos a los carniceros de la zona. Comenzó con 500 cabezas y sigue adelante, a pesar de su malestar por la falta de ayuda para desbroces y quemas controladas y las muchas dificultades, como las multas porque el ganado cruza monte quemado. "Todo é en contra túa", protestó José Guerra.

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