VALDEORRAS

Un estudio revela que el abuso de los fungicidas daña el vino

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photo_camera Beatriz Cancho (en el centro), con el grupo que ayer se desplazó hasta la bodega del Consello Regulador.

Investigadores de la Universidad de Vigo intentan determinar el impacto de estos productos en la uva

Los primeros resultados de la última investigación que inició la Facultad de Ciencias del Campus ourensano de la Universidad de Vigo refleja que ciertos fungicidas -productos utilizados para destruir los hongos parásitos- pueden afectar al vino si son aplicados con un exceso de pureza en las viñas. "Son vinos más luminosos. Como si perdiesen un poco de intensidad del color", avanzó ayer Beatriz Cancho Grande. Dirigió el grupo que ayer viajó hasta la bodega del Consello Regulador de la Denominación de Orixe Valdeorras, en Vilamartín. El año pasado comenzó aquí una experiencia dirigida a evaluar cómo pueden afectar los residuos de fungicidas de nueva generación a la calidad sensorial de los vinos.
La investigación, que coordina Raquel Rial y en la que también participan Carmen González Barreiro y Ana Torrado, pretende determinar la posible repercusión de los nuevos tratamientos en el aroma, color y perfil de polifenoles -sustancias de las plantas- de los caldos. Este año, la sustancia que está siendo analizada es el tetraconazol. En los trabajos también colaboran alumnos de la Facultad, que son contratados mientras realizan sus tesis doctorales.


Beatriz Cancho advirtió de que las investigaciones son realizadas con sustancias puras, que nunca se aplican solas en las viñas. Si bien, también realizan experiencias con productos fitosanitarios comerciales, donde los fungicidas aparecen presentes en la composición. Explicó que el peligro de que los vinos puedan resultar afectados desaparece cuando el viticultor emplea buenas prácticas agrícolas. Si es así, no se dan los cambios que muestran los resultados de estas experiencias.  "Nosotros tenemos que trabajar con niveles altos para percibirlos", explicó la investigadora.


La experiencia consta de dos partes: una desarrollada en la bodega del Consello Regulador y otra en el laboratorio de la Facultad de Ciencias. Aquí, el equipo realiza microfermentaciones para determinar las razones de las alteraciones registradas en los depósitos. "En la bodega constatamos los posibles cambios que se producen y después, en el laboratorio, analizamos a qué son debidos", dijo Beatriz Cancho. Añadió que aún es pronto para extraer conclusiones definitivas. "Necesitamos conjugar los resultados de la bodega con los de las fermentaciones", expuso.


En la realización de esta investigación, la Facultad de Ciencias contó con la colaboración del director técnico del Consello Regulador de Valdeorras, Jorge Mazaira. Este organismo aportó los 1.700 kilos de uva tinta mencía que el equipo universitario utilizará en la experiencia. No siempre fueron de este tipo. Hubo años en los que la Universidad recurrió a variedades blancas, especialmente godello.


En el organismo vitivinícola valoran favorablemente la colaboración con la Facultad de Ciencias de Ourense, una línea de trabajo que arrancó hace aproximadamente siete años, con el objetivo de mejorar las prácticas agrícolas. "Se intenta que las sustancias solo sean activas para lo que fueron diseñadas", aclaró Jorge Mazaira.

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