En la ciudad, el caudal del Miño, que se duplicó, provocó el anegamiento de dos zonas termales

Dos familias desalojadas por un derrumbe en O Barco

Una vecina conversa con los afectados, ante el garaje de uno de los dos chalés.
Ocurrió en diciembre y enero, en tanto que fueron meses más lluviosos de lo normal. Y, con toda probabilidad, marzo irá por el mismo camino: un mes en el que llueve sobre mojado. La lluvia caída de forma continuada desde el pasado viernes derivó ayer en su estampa más visible: la inundación de las temas de A Chavasqueira y el Muíño de A Veiga en la ciudad.
El río Miño a su paso por la ciudad, después de tantos días, duplicó su caudal con respecto a un día normal (no supera los dos metros) e incluso fue subiendo a lo largo del día de ayer. Si por la mañana llegaba a los tres metros, a las 17,30 horas alcanzaba los 4,20, según los datos aportados por Protección Civil. La subida estuvo en consonancia con el agua liberada desde la presa de Velle, que pasó de desalojar 600 metros cúbicos por segundo a los 850 a media tarde.

Las intensas lluvias del lunes (34 litros por metro cuadrado en la ciudad) o el domingo (21 litros) pasaron factura ayer no sólo en forma de anegamientos. En O Barco, por ejemplo, el derrumbe de dos muros de la urbanización A Cerámica, ocurrido a las 13,20 horas de ayer, amenazó a los chalés próximos. Posteriormente, las familias que residen en los números 28 y 30 de la calle Petín acordaban no dormir en ellos, al menos durante la noche de ayer, esperando conocer el resultado de los testigos colocados por los técnicos del Concello para determinar si las viviendas corren peligro.

El derrumbamiento de los muros del paseo y del jardín fue atribuido a la gran cantidad de agua de lluvia caída a lo largo de los últimos días y a la posibilidad de que el muro de contención careciese de tubos de drenaje para dar salida a las filtraciones, según fuentes municipales.

'Estabamos empezando a facer de comer. Sentín un ruido e a miña muller dixo de marchar. Entón saímos para fóra. O peor foi o susto. Non foi nada para o que puido pasar', dijo Manuel Palmeiro. Explicó que la familia irá a pasar unos días con una hermana de su mujer, también vecina de O Barco. 'Non se durme tranquilo. Estaremos ata que o arranxen', explicó. Manuel Barreiro vive con su familia en el chalé contiguo. Tampoco durmieron en casa: 'Nos dicen que marchemos porque van a mirar las marcas 'testigos'', dijo.

José González regresaba del colegio Divina Pastora cuando presenció el derrumbe de los muros que sujetaban la tierra de la urbanización. 'Viña de coller os pequenos do colexio cando sentín un ruído. Mirei para arriba e vin os muros virse para abaixo. O tubo de hormigón veu rodando. Levei unha impresión de medo', comentó. También explicó que pasaron unos cuatro minutos entre el derrumbamiento del muro del jardín y el del paseo.

Inmediatamente, los técnicos municipales acudieron al lugar, acompañados por el alcalde, Alfredo García Rodríguez, para analizar la situación. Poco después, a las 16,00 horas, un equipo de trabajadores colocaba testigos en las grietas encontradas en los chalés para observar su evolución en las próximas horas.

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