La forja romana de Valencia do Sil hacía piezas complejas

Trabajos en el castro de Sputnik Labrego en Valencia do Sil.
photo_camera Trabajos en el castro de Sputnik Labrego en Valencia do Sil.
El análisis de las escorias en el yacimiento descarta que en O Castelo se produjesen lingotes de metal

Los análisis mineralógicos de las escorias recogidas por los investigadores en el yacimiento arqueológico de Valencia do Sil (Vilamartín de Valdeorras) reflejan que en este lugar se desarrollaban trabajos de forja muy sofisticados. A esta conclusión llegó la asociación científica Sputnik Labrego tras recibir los resultados remitidos desde el Centro Nacional de Investigación en Evolución Humana (CENIEH), con sede en Burgos. Anteriormente, los investigadores detectaron que O Castelo tuvo dos fases de ocupación, en los siglos I a. de C. y IV d. de C. 

“Se realizaba una labor sofisticada de forja, no sólo de supervivencia. Había un proceso sofisticado”, comentó Carlos Tejerizo, director de unas excavaciones iniciadas en 2019 y que el coletivo retomará el año próximo. Esta especialización en el trabajo con los metales llevó a los investigadores a manejar la hipótesis de que los objetos elaborados en O Castelo fuesen llevados posteriormente a otros lugares.

Otra conclusión alcanzada después de las excavaciones realizadas el pasado mes de mayo gira en torno a la prodecencia de los metales utilizados en el poblado. “Solo realizaban labores de forja, recibían los lingotes de metal, no los producían. Realizaban reparaciones o confecciones de objetos”, explicó Tejerizo.

Estas son las primeras conclusiones extraídas de los análisis de cuatro de las muchas escorias de metal recogidas en el yacimiento, que indican que en Vilamartín se trabajaba con bronce, hierro y acero o hierro de muy buena calidad. En este lugar no solo fueron encontrados los citados residuos, también aparecieron dos elementos de bronce. En un principio, estos últimos son relacionados con una parte del pestillo de una puerta y con una pieza destinada a cubrir o fortalecer algún elemento.

Anteriormente, los investigadores sacaron a la luz la existencia de barrios enteros así como un proceso de deforestación en el que, entre otras especies, desaparecieron tejos (Taxus baccata) como los que crecen en el Teixadal (Carballeda).

Los trabajos de los investigadores volvieron a poner de relieve la labor desarrollada previamente por el grupo Os Escarbadores durante las décadas de 1960 y 1970 del siglo pasado así como los trabajos de otros estudiosos, como el presidente de la sección de Arqueología del Instituto de Estudios Valdeorreses (IEV), José Fernández, y el arqueólogo vilamartinés Santiago Ferrer. Este año, la asociación fue apoyada por los alumnos del Máster Interuniversitario de Arqueología y Ciencias de la Antigüedad y, más recientemente, el presidente del IEV, Aurelio Blanco, hizo un llamamiento a las Administraciones reivindicando un museo para evitar que los hallazgos arqueológicos de la comarca se vayan lejos por carecer de uno.

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