Julio Mourelo: "Cáritas O Barco es la oficina más preparada de toda la diócesis"

Hace algo más de tres semanas, Julio Mourelo se convertía en el pregonero de las fiestas patronales de su pueblo, O Barco. Y hace tan solo una, era homenajeado por su labor como director de Cáritas Interparroquial, en la Asamblea anual de la Diócesis que tuvo lugar en Astorga. Tras más de 13 años al frente, desde 2009 cuando fallecía el anterior director y amigo personal de Mourelo, Gonzalo Vega, solo tienen elogios hacia él y han querido agradecerle su dilatada labor. ¿Esperaba un reconocimiento así? Lo que hicieron en la asamblea fue una encerrona (bromea). Con la excusa de que la renuncia no se hizo efectiva hasta marzo de este año, me invitaron a unirme a la asamblea y me pilló de sorpresa, no llevaba nada preparado, les hablé con el corazón. Aunque no vas buscando una medalla, es agradable recibir el saludo por parte del señor obispo, de la directora, de los compañeros durante tantos años. Pero es cierto que el mérito no es solo mío, sino de toda la gente que me ayudó. Una persona sola no es capaz de hacer nada. ¿Alguna vez pensó que iba a ocupar el cargo por tanto tiempo? Tuvieron que pedírmelo tres veces. Gonzalo (Vega) era muy amigo mío, estudiamos juntos, compartimos profesión e incluso vecindario, sus hijos en mi casa y los suyos en la mía. Cuando me propusieron la dirección yo estaba en un momento complicado, embarcado en más cosas pero había una situación de crisis que vivía el país y me dije que había que arrimar el hombro. Yo estaba en mi finca cuando vino el sacerdote don Bienvenido, acompañado de Blas Ezeiza, a insistirme. A la tercera dije que sí; cuando me comprometo con una cosa me gusta llevarla al máximo. Formaba un buen equipo con Isabel Álvarez, la trabajadora social… No éramos un equipo grande, yo tenía conmigo a una persona extraordinaria como era Isabel. Ella montaba y documentaba todos los expedientes y al presentármelos siempre le preguntaba: y tú ¿qué harías? Ella tenía el contacto directo con la gente y percibía cosas que yo no. Siempre hacíamos las cosas en base a una decisión de ambos. En todo ese tiempo estableció cambios muy importantes en la gestión… Por mi profesión, sabía que en eso podría ayudar. Cuando llegó el sacerdote don Tomás, me pidió ayuda para llevar la contabilidad parroquial. Para ello desarrollé una aplicación informática para que las parroquias pudieran llevar la contabilidad más clara y transparente, y la puse a disposición de quien quisiera. Un tiempo después, el departamento de economía del obispado, que sabía que en O Barco las cosas se estaban llevando bien, me llamó para ver si podía colaborar con ellos. La de O Barco fue una oficina piloto que ya llevaba ese sistema de trabajo. Y todo eso, ¿lo aplicó entonces en su labor al frente de Cáritas? Efectivamente. La de Cáritas de O Barco de Valdeorras es la oficina más informatizada, con medios a su alcance, más de los que hay en toda la diócesis. Porque está dotada con medios informáticos. Creo que la información tiene que ser veraz. Isabel puede dar información en cualquier momento solo haciendo una consulta. Pero claro, hay que dotar de medios. No me importó dedicar mi tiempo, sacándolo del ocio y del sueño, para poder desarrollar esas aplicaciones porque me sentía bien haciéndolo.