El alcalde de Vilamartín anuncia el reinicio de las movilizaciones para reclamar el arreglo del acceso
El principal acceso por carretera al núcleo de San Vicente, en Vilamartín de Valdeorras, corre el riesgo de venirse abajo y caer sobre el río Leira, que discurre medio centenar de metros por debajo de la infraestructura. Las condiciones meteorológicas adversas, con abundantes precipitaciones de lluvia y también de nieve, aumentaron la inestabilidad de la ladera donde fue construida la OU-0807.
En los últimos días, se suceden los desprendimientos de tierra y piedras, algunas de gran tamaño, sobre el cauce fluvial. El ruido que provocan al caer en el agua se escucha en todo el valle, acrecentando la preocupación de los vecinos.
Esta inquietud fue confirmada ayer por Ramiro González, un vecino de Vilamartín que detenía su todoterreno antes del tramo afectado por los desprendimientos. Este vilamartinés prefirió sopesar el peligro de cruzarlo y el tiempo disponible para salir, en caso de hundimiento. "Está perigoso e, mentras non haxa un accidente todo vai ben", confirmó otro vecino, Leopoldo Nogueira.
El problema no es nuevo. Las primeras grietas del asfalto surgieron hace un cuarto de siglo. Sin embargo, hasta el momento no se acometió ninguna reforma definitiva. Las mejoras se limitaron a meros parches para facilitar el acceso a la localidad, trabajos realizados a pesar de que el titular de la infraestructura, la Diputación, cerró el vial al tráfico hace años. El gobierno provincial maneja un proyecto de relleno de la vaguada y consolidación de las laderas cuyo coste fue estimado en 13 millones de euros.
"Está moi perigoso", afirmó ayer el alcalde socialista, Enrique Álvarez. Explicó que el peligro no se limita a la parte inferior de la ladera sobre la que discurre la carretera. Las rocas de la zona superior también amenazan con desprenderse. "A parte de arriba está moi perigosa", insistió. El regidor anunció que esta semana se reanudarán las movilizaciones para apremiar una solución.
