LEB Oro

El Ibereólica lució sobre la pasarela del Barris Nord

Joan Tomàs busca a un compañero ante Miquel Feliu.
photo_camera Joan Tomàs busca a un compañero ante Miquel Feliu.
El Lleida obligó al Ibereólicas a un ejercicio duro, de máxima responsabilidad

Cuentan que Bilardo, antes de jugar el Mundial de México 86, les dijo a sus jugadores: "Muchachos, en la maleta pongan un traje y una sábana. El traje para cuando bajemos del avión con la Copa del Mundo y la sábana por si tenemos que irnos a vivir a Arabia, porque aquí no vamos a poder volver" (La mano de Dios). No llega a tanto. Pero sí es cierto que el COB viajó hasta Lleida inmerso en ese límite de expectativas en cuanto a la trascendencia del resultado, por cuanto se enfrentaba a un rival directo en la lucha por la permanencia. 

Y una vez más, el conjunto ourensano fue de quien de lucir con elegancia y orgullo sobre la pasarela del Barris Nord y ante las cámaras de televisión, su mejor traje. Como requería la ocasión. Es evidente que para García de Vitoria y su plantel no existe el "casual friday" o derrotas sin paliativos: o notable victoria, como puede ser esta. 

Un partido ante Lleida es, por naturaleza, arrítmico, casi "jazzero". Con un ritmo imposible de seguir: despacio, más despacio... súbito pandemonio. En eso Gustavo Aranzana es un maestro. Ese zigzagueo se hace muy difícil de seguir o contrarrestar para cualquier rival no avezado en esta "guerra" de cuerpo a cuerpo. Intercambio de golpes que el conjunto ourensano supo aguantar con mandíbula de acero. El Ibereólicas Renovables necesitaba un partido así. Un encuentro redondo para sumar energías cara a lo que es su único objetivo: llegar vivo a mañana. Ese es el largo plazo para el conjunto ourensano. El partido a partido sin conservantes ni colorantes.

El Lleida obligó al Ibereólicas a un ejercicio duro, de máxima responsabilidad, donde la segunda, hasta la tercera fila -papel estelar para Menzies-, no solo ha suplantado a sus compañeros con plena garantía sino que también se ha ganado la consideración de todos. Y en eso, cuando todo se decidía, llegó Spight -"ahora me toca a mí" susurró al oído de Polanco, al que su trabajo no le compensó-, para relevar a Henríquez, Yates supero sus complejos y Úriz tomó el mando....para que sus aficionados se sientan orgullosos de su equipo.

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