Cartas al director

San Benito, patrono de Europa

Amigo/a, el día 11 de julio está de fiesta toda Europa.  Aquí cerca viven la fiesta más intensamente Cartelle, Parada de Sil, Cabeza de Vaca, Sandiás, Barbadás, Allariz, Laias… Y tantos y tantas ourensanos y ourensanas que llevan el bendito nombre de Benito o Benita. Estos pueblos y estas personas eligieron como patrono a uno de los más importantes forjadores de la historia de Europa. 

Nació Benito el año 480 en Nursia, no lejos de Roma, cerca de Asís, en el seno de una familia rica. Aún joven y ya con abundante cultura, un día dejó todas sus riquezas y se fue a vivir a una cueva. Al poco tiempo se le juntaron otros jóvenes que querían vivir como él. Fundaron monasterios que, regidos por la Regla que escribió Benito, pronto se esparcieron por toda Europa, viviendo entregados a la oración, el trabajo y el cultivo de la tierra. 

Ellos fueron los que fomentaron la cultura del pueblo: promovieron la rotación de grandes extensiones de terrenos, perfeccionaron los sistemas de agricultura, enseñaron artes y oficios, transmitieron los escritos clásicos de la antigüedad…  Por esto, y por mucho más, el monje barbudo de hábito negro es patrono de Europa. La Orden que él fundó ha dado a la Iglesia tres mil santos y cuarenta papas. 

Dice la leyenda que el rey Totila, para probar si el monje Benito gozaba del don de la profecía, le envió un soldado disfrazado de rey. Benito descubrió al soldado, y Totila fue a arrojarse a los pies del monje y se convirtió al cristianismo. Dice también la leyenda que en el momento de su muerte, los monjes vieron una estela de luz entre Montecasino y el Cielo. 

San Benito, un joven rico que se hizo pobre,  nos dice hoy a todos: si quieres ser feliz, piensa que las mejores posesiones son las del corazón; disfruta de lo que tienes; abre los ojos, los oídos y la sensibilidad, y procura descubrir las vetas de poesía que hay en todas las cosas. 

Amiga/o, no digas que no tienes tiempo para descubrir estas vetas ni para orar; no vaya a pasarte como al leñador de la provincia de Ourense, del siglo XX, que se agotaba en cortar madera con un hacha embotada, porque, decía, no tenía tiempo para detenerse a afilar la hoja del hacha. Feliz día de San Benito.