Cartas al director

Santa Cecilia

Amigos y amigas: 

“En mi casa siempre hubo música”, nos decía la soprano ourensana Gloria Nóvoa hace unos días. Y Don Bosco repetía: “Un casa sin música es como un cuerpo sin alma”. Bello, y con alma, es el rostro del día que celebramos santa Cecilia. Y la festejamos este año “En memoria de todos los músicos ourensanos que nos dejaron”, como cantó Miguel Domínguez el pasado día 18. 

Una persona de nuestro grupo de amigos, navarrica asentada en Canarias, pianista y directora de coro, levanta su voz para cantar: “Con novedosa pluma, admirado Beethoven,/ quisiera yo escribir las mejores melodías/ que tú hayas pensado y sentido en tu alma de artista…  Sigue mostrándonos a Dios en tu música divina,/ Beethoven amigo”. Y nosotros sabemos que con igual ritmo canta el ourensano Fran Gómez con los alumnos del Colegio Salesianos de Ourense. 

Daniel Baremboin, judío, pianista y director de orquesta, levanta la batuta con su amigo el intelectual palestino Edward Said para interpretar la canción de la paz entre Israel y Palestina. En 1999 creó la orquesta de jóvenes músicos israelíes y árabes, que hacen música juntos. Ojalá que pronto canten la paz juntos. Ojalá que pronto entonemos el “Himno a la Alegría”, también en España. 

Santa Cecilia, romana, mártir de comienzos del siglo III, es, como sabéis, la patrona de los músicos y los poetas. Como el músico ourensano Luis Fernández Delgado, Cecilia nos dice: “Óyeme bien”. Quisiera mecer en una red de notas mi amor al arte y mi horror a la guerra. Por eso Juan Bosco quiere música en sus casas. 

El 4 de abril de 2024, de la mano del músico Toño Casado, se estrenará en el teatro salesiano de Madrid-Atocha el musical “Sueños”, sobre la vida de Juan Bosco. En esta obra se combinan todas las artes escénicas: música, canto, baile, malabarismo… Una divertida compañía de circo cuenta la historia de este muchacho pobre de un caserío del norte de Italia del siglo XIX, cuando se cumplen los 200 años del sueño que dio música a su vida.

 Amigas y amigos, Pitágoras recomendaba cantar para combatir el miedo. Y Cervantes escribía: “Donde música hubiere, cosa mala no existiere”. Nosotros, nota a nota, verso a verso, con santa Cecilia, pedimos que se oiga música en Israel y Palestina, en Rusia y Ucrania, y en todas las zonas donde el pueblo no canta.