Cartas al director

Martiño y fratelli tutti

Amig@, sin carrera popular, sin magostos populares, sin grandes fiestas populares, el pueblo ourensano no quiere quedarse, tampoco este año, sin el popular san Martiño. Porque Martiño, que nació en la actual Hungría en el siglo IV, es un santo para los ourensanos y los europeos del siglo XXI.

Su biógrafo nos dice que fue militar, monje y obispo. Y que fue un perenne migrante, que se prodigó en el servicio a los pobres y a los enfermos y que se dedicó a la pacificación de los pueblos. Practicó lo que nos pide el Papa Francisco a los ourensanos del siglo XXI en la carta-encíclica “Fratelli tutti”. 

Como perenne migrante, Martiño sabía, como nos dice Fratelli tutti, que “no es posible ser sanamente local sin una sincera y amable apertura a lo universal, sin dejarse interpelar por lo que sucede en otras partes, sin dejarse enriquecer por otras culturas o sin solidarizarse con los dramas de los demás pueblos…”. (146). El húngaro Martiño se dejó interpelar por la cultura gala e inyectó savia en la cultura galaica. 

Como servidor de los pobres y los enfermos, Martiño vivió la palabra amorosa de Fratelli tutti en la parábola del buen samaritano, que “nos interpela a dejar de lado toda diferencia y, ante el sufrimiento, volvernos cercanos a cualquiera… (81). Martiño, en el siglo IV, compartió la capa (todo lo que portaba) con el mendigo. 

Como pacificador de los pueblos, Martiño hizo suyos, muchos siglos antes, los sentimientos de Fratelli tutti: “…Si se quiere un verdadero desarrollo humano integral para todos, se debe continuar incansablemente con la tarea de evitar la guerra entre las naciones y los pueblos… Desatan fuerzas incontrolables que hacen un gran daño a las sociedades, a los más débiles, a la fraternidad, al medio ambiente… (257). Martiño pacificó los pueblos que constituyen hoy una gran parte de Europa. 

Amig@, continúan los susurros de san Martiño, enhebrando los siglos, aliñando el tejido de un mundo en discordia, musitándonos a ti y a mí: “Me di en salud y en dolor/ a todos, y de tal suerte/ que me ha encontrado la muerte/ sin nada más que el amor”. Feliz fiesta de san Martiño.