Cartas al director

Necesidad e insolencia

Necesidad:  es la que ha tenido Sánchez de pactar con UP, haciendo de ella virtud  y contradiciéndose hasta el ridículo, dejando abierto el campo al sarcasmo de los humoristas. Si algún lector me hizo el honor y lo recuerda, me atreví  tres días antes del 10-N a pronosticar un final muy dispar del que se vislumbra, basándome en la actitud de rechazo manifiesto del candidato socialista hacia Pablo Iglesias y su partido. Entono el mea culpa por hacer de oráculo, pero me consuela el hecho de que el pre-acuerdo PSOE-UP cogió con el pie cambiado a todo el mundo, desde los más variopintos y fútiles tertulianos a los más sesudos y “expertos” politólogos.

No obstante, sí se confirmó lo que apuntaba en mi carta (“El guaperas”, 16-octubre), apoyada en el testimonio de la periodista Carmen Torres, acerca del escaso crédito que concita Sánchez, lo que muy recién corroboró un cargo político de otro partido: “Es muy difícil darle dos veces la mano al mismo Sánchez”. Con todo ello, sin ejercer de gallego típico-tópico, para lo que no estoy dotado, y deseando no acertar en la prevención, tengo que decir que “non todo o peixe está vendido”, que falta un gran trecho para que el “pre” se confirme con un acuerdo final y, en el trayecto, las aguas desbordadas no vuelvan a su cauce habitual, transformando la ilusión y alegría someras –siempre tan efímeras- de la izquierda real  en nueva frustración.

Insolencia: es la actitud puesta en práctica por el PP y Cs -de VOX no hablemos: está en su papel  y no sorprenden- como desesperada reacción al regate sanchista, para ellos sorpresivo a pesar de sus pretéritos manifiestos en clave electoral anunciando tal pacto. Ahora piden árnica, queriendo  olvidar que fueron los inductores necesarios  de las elecciones, haciéndose el sordo a las repetidas invocaciones de Sánchez en lograr su apoyo, al que sólo faltó la inclinación velazqueña de “las lanzas” en su demanda. Confabulados con los señores del dinero, con los medios que ayudan a su señor y la vieja guardia “psoista”, insisten con indisimulado afán en dar la vuelta a la tortilla.

Con  su idea patrimonial del  Estado, rechazan ya de partida toda posibilidad de gobierno a Unidas Podemos, como si de apestados se tratara, o de estúpidos suicidas dispuestos a inmolarse políticamente en el altar de su ideología llevando a España al precipicio. Difícilmente podrían hundirla más hondo que lo hicieron las políticas ortodoxas de los partidos “sensatos”. 

Opino que  mejor le iría en el futuro a  Unidas Podemos como apoyo crítico a un gobierno del P(SO)E que formando parte del mismo: tendrán que renunciar a mucho más de lo que consigan, desilusionando al personal, y  la experiencia  avala que perderán votos, tanto si sale bien, en favor del socio mayoritario,  como si sale mal, en severo castigo. Cabezas pensantes tienen que habrán considerado estos postulados, eligiendo mojarse  con la praxis política, que por antonomasia se ejerce gobernando, a permanecer al acecho en los cuarteles de invierno.  Es un riesgo que deseo tenga un final feliz, por el bien de la mayoría de este país.