Cartas al director

Negar al otro

Jean Paul Sartre dejó un pensamiento, entre muchos, que está vigente hasta hoy. “L’enfer, c’est les autres” significa en resumen que la vida en sociedad, que nos obliga a soportar las disensiones con los demás, es infernal. 

De todos los animales, el ser humano es el más estúpido y soberbio, y esto se debe única y exclusivamente a la capacidad de pensar y a la palabra, que es el soporte del pensamiento , la palabra de la que carecen el resto de seres vivos. 

Esta característica, que en principio parece una ventaja, es sin embargo una carga, una losa que puede construir la belleza más excelsa y al mismo tiempo la destrucción más abyecta. 

Estamos en el momento actual atravesando un tiempo de ausencia de diálogo, en el ámbito social, en los afectos y en la política. Se niega la legitimidad al adversario en lugar de afirmarlo. Y esta afirmación del otro es imprescindible para poder rebatir sus argumentos. 

Parlamentarios como Miguel Herrero de Miñón, Santiago Carrillo, Felipe González, Alfonso Guerra, el diputado gitano Juan de Dios Ramírez Heredia, cuyo discurso ilusionante en defensa de los suyos estaba plagado de citas bibliográficas, el propio Manuel Fraga, Xose Manuel Beiras y su vastísimo acerbo intelectual y algunos otros que no hace mucho tiempo fueron protagonistas del mundo político del país, de derechas y de izquierdas, tenían en común la consideración del oponente de turno, la afirmación apriorística de sus postulados para después presentar una alternativa. Hay que saber escuchar antes de responder. 

Esta actitud receptiva es fundamental, y trae con ella la tolerancia y la moderación. 

Estas cualidades no hay que buscarlas, vienen solas cuando se emplea la palabra amable y adecuada, cuando se respeta el sentimiento ajeno. 

Antes fue posible y enriquecedor, y estoy convencido de que volveremos a esa senda.