Cartas al director

Meigas

Un verano atípico con el querido coronavirus y la marcha del rey emérito hace días, que es como buscar a Wally en aquellos libros de la infancia. Aquí ni el más poderoso se salva. Pero mientras tantos, tenemos el país patas arriba con el alboroto que está causando todo esto. Si para colmo le sumamos cuando habla el presidente de España, o los de las diversas comunidades autónomas, epidemiólogos, partidos políticos, famosos y hasta los que buscan respuestas en otras dimensiones que cuestan entender o llegar a creer… como bien dice aquel dicho gallego sobre las “meigas”: “Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas.” Pero dejo a vuestro gusto lo que pensar.

Me hace gracia que ahora España y los españoles parecemos apestados si viajamos fuera de nuestras fronteras o a la inversa. No es por fastidiar, pero me molestan esas medidas y comentarios sobre España. Los españoles podremos tener defectos, pero, de verdad: ¿debemos ser tratados como apestados cuando pisamos otro país? Díganme: ¿hasta qué punto llega la insensatez o la hipocresía del resto de países? Después quieren dar ejemplo de compatriotas, de potencias compañeras frente a cualquier situación adversa, pero a la hora de la verdad, cuánto deberían aprender de España. Cierto que tenemos infectados por el malnacido virus como el resto del planeta, si bien recuerdo. Pero destaco de España que somos los primeros en poner nuestra parte humana para salir adelante.

Quiero creer que todos/as estamos poniendo empeño para terminar con esta pandemia. Me siento orgullosa con mayúsculas de ser española, podría decir que no, pero estaría mintiendo. Cierto que somos campechanos y tardamos un poco en verle el rabo al gato.

Hoy pido al razonamiento de cada uno de vosotros/as para que demostremos que tenemos la capacidad de luchar guardando las distancias, cuidando de nuestros mayores ya que ellos son los más perjudicados. No cometas el error de ser una cabeza loca, porque en tus manos están las vidas de nuestros padres, madres, abuelos/as, seres queridos… De ti depende tener ese punto de cordura y demostrar a este mundo que no somos unos simples libertinos.