Cartas al director

Sociedad cuestionada

Siempre propugnamos la importancia de abanderar los buenos valores en la conducta humana. Pero ciertamente la bondad está mal vista en los tiempos que corren. Quizás dicho así suene un poco obsoleto, pero es lo que realmente sucede. El tener buena consideración hacia los demás, lo que se denomina empatía. Ciertamente hay conceptos que suenan muy bien y que están implantados en la sociedad. Conceptos que consideramos que solo con escucharlos es verdad que funcionan.

Por aprender, aprendemos de casi todo, sabemos de casi todo y ciertamente no sabemos de nada. Ni siquiera del comportamiento humano. Una sociedad, la nuestra, que se ha convertido en profundamente egoísta, que no tiene memoria ni consideración. Sin distinción de edades, de acontecimientos vividos con personas que en su momento nos tendieron su mano. Todo se reduce al olvido y al bienestar propio por encima de todo.

La fría sociedad que hemos creado, entre tecnologías que cada vez nos alejan más y una velocidad atroz: el aquí y el ahora. Sin más calado. Sin más recorrido. Si algo no funciona, lo dejamos y pasamos a otra cosa. No hay más. No hay lucha ni esfuerzo porque pronto hay otra opción que descubrir. Si no es realmente fácil es mejor dejarlo. ¡Qué más da!

Y entre este ir y venir de la vida, buscamos, nos desesperamos y fingimos ser felices. E incluso damos consejos sobre cómo se debe ser en la sociedad actual: frío, fuerte, egocéntrico, resolutivo…

Aún quedan personas que no se suman a esta corriente mayoritaria porque precisamente, aunque lo intenten o se lo planteen, no va con su esencia. Quizás lo tengan más difícil, quizás les tachen de débiles o idealistas.

Así es la condición humana y la sociedad que nos ha tocado vivir.