Cartas al director

El bien y el mal entre rejas

Queridos lectores de nuestro periódico. Les quiero hacer llegar por medio de estas palabras lo mal que uno lo pasa cuando sufre alguno de nuestros familiares, como en este caso mi madre, que la tengo en estos momentos en el hospital debido a un cáncer de estómago. Y lo mal que uno lo pasa por un lado, y el bien que es que las personas con afinidad hacia mi persona.

Muchos de ellos son el apoyo que tengo diariamente dentro del centro penitenciario en donde estoy. Muchas veces también de la persona que menos me espero es la que te escucha y te apoya sobre lo ocurrido.

Lo malo es el malestar que uno tiene. Se te encienden todas las alarmas de cómo puedo hacer para que se pueda recuperar mi madre, pero no puedes traspasar los barrotes. Lo que hago es llamar por teléfono a mi padre constantemente y me va comentando lo que él quiere que sepa (lo malo no), pero me entero por médicos y familiares de internos en este centro y allegados.

Psicológicamente lo estoy pasando muy mal; no te entra la comida, se te achica el estómago de los nervios tras enterarme que mi pobre madre está enferma, y madre no hay más que una, y bastante están aguantando la familia por volver a estar entre cuatro muros, hasta que salga en libertad, que pronto será.

Hay que ayudar y no crear problemas, que la familia sufre por ello. Ahora al salir, ayudar en todos los sentidos. Lo primordial, mis padres y a mayores dejar de una vez por todas el mundo de la droga, apartarla de mí, ¡cuanto más lejos mejor!, para no volver a las garras del buitre que es la droga, puesto que es ella la que te va llevando de la mano y como nos gusta nos dejamos llevar como si fuéramos al colegio, y por mucho que no quieras, si empiezas a tontear acabas de nuevo metido en ese barrizal. Te va absorbiendo a ti y acabas contigo y con las personas que más te quieren, la familia. Y puedo decir que tengo suerte que gracias que están apoyándome.

Todo esto fue lo que me ha llevado a prisión otra vez. Empiezas de nuevo los hábitos que nos forman, una vez fuera de la cárcel, e intentas con cursos o algún trabajo mientras vas cobrando el subsidio de excarcelación que te pertenece durante 18 meses y una prorroga de 6 meses más que en estos momentos se está dando. También en prisión puedes ir a la escuela, cursos y diversos programas de desabituación a la droga, como los de la Cruz Roja y otros, para reducción de daños como puede se el Comité Antisida que es de lo que se trata. Otro programa a mayores es el Proyecto Hombre, que es un módulo aparte de todo tipo de módulos y gente que tenga contacto con el mundo de la droga. En otras palabras, no puedes hablar con ellos si te cruzas con ellos o algo parecido.

Espero que esto les llegue a los lectores de nuestro periódico y a las familias de internos. De aquí se sale, ¡ánimo!

Saludos a todas aquellas personas que me siguen. Gracias.