Cartas al director

Un mecanismo equilibrador en la vida social: el jurado local

Hay tradiciones como las de valle del Baztán en Elizondo (Navarra) que nos hablan del jurado de montes y otras personas  que vigilan por la naturaleza y por sus montes de manera desinteresada. A modo de analogía y comparación se me ocurre la necesidad de introducir y trasladar una reforma posible de la ley electoral en el régimen local, al tejido social  que participa en las decisiones de la comunidad  y de los pueblos. Para ello se podría introducir según el número de habitantes  la figura de uno a  tres jurados populares (hasta 50.000 habitantes 1, hasta 500.000 2, y más de 500.000 3), es decir personas que fuesen elegidas democráticamente en las elecciones, con voz, pero sin voto, y que participasen en los asuntos públicos en representación de ese tejido social. 

Por supuesto  que las personas simpatizantes o no de una ideología, no deberían de estar afiliadas  a ningún partido político. La  finalidad de este jurado sería equilibrar y velar por los intereses de la comunidad desde una manera imparcial, de todo punto que  se rompiese un poco la crispación política que se vive en todos los ayuntamientos. Alguien que por tanto moderase o tratase de aportar ideas  fuera del condicionamiento de  un programa político y que transmitiese sus inquietudes, y compartiese  sus desvelos por mejorar la sociedad. 

Llegado a este punto el jurado local popular sólo podría participar en los debates y  presentar mociones relacionadas  con la mejora de los servicios públicos, el bienestar y la paz social de dichas ciudades y pueblos. 

Una idea que apostaría  por reformar un sistema local para darle de esta forma un mayor calado  y mayor acercamiento a la ciudadanía.