Cartas al director

"Los chicos de oro" del baloncesto

Llegar a la final de un Campeonato del Mundo en cualquier especialidad deportiva no es tarea fácil, y hacerlo en un deporte en el que la selección de Estados Unidos ejerce un dominio absoluto, es casi misión imposible.

Sin embargo los pupilos de Scariolo, nuestra selección española de baloncesto, lo han logrado este año en Pekín, batiendo en la final con una autoridad incontestable a la selección de Argentina que había ganado a Francia, que venía de eliminar a Estados Unidos. 

No ha sido un camino fácil el de nuestra selección que tuvo que sortear difíciles rivales y vencer a Australia en la segunda prórroga de las semifinales, en un partido agónico que solo el temple de nuestros jugadores pudo sacar adelante para presentarse en la final ante Argentina, con una superioridad aplastante de principio a fin del encuentro, un partido en el que siempre fueron por delante y acabaron ganando por 20 puntos, y con ello la medalla de oro del Campeonato del Mundo de China. 

El camino que inició en 2017, bajo la batuta de Scariolo, esta nueva y brillante selección española que acaba de coronarse campeona del mundo en China, y que tiene todas las cartas de la baraja para ganar el oro olímpico en Tokio 2020, bien merecería una película de Almodóvar, con banda sonora y letra de Joaquín Sabina, que batiría todos los récords de taquilla.

Los “chicos de oro” se podría convertir así en un película de culto, no solo para los amantes del baloncesto para todas las personas que creen que los sueños se pueden convertir en realidad, como el sueño que acaban de vivir nuestros seleccionados y que pueden repetir en Tokio el próximo verano.